martes, 18 de septiembre de 2012

Transformar y superar la negatividad


"Podemos transformar nuestra actitud para convertirnos en personas optimistas, positivas y entusiastas por la vida... ello nos impulsa a disfrutar cada momento"


 Las relaciones a menudo se rompen a la mínima frustración, al mínimo desencuentro. Cuando se es incapaz de profundizar en lo que ha sucedido, ni escoger como una oportunidad de crecimiento y de resolución de temas personales, la situación de desencuentro y de conflicto para reconocer un aspecto importante de sí-mismo.
El vacío interno, la falta de contacto, es una enfermedad, aunque ignorada por los medios oficiales. Esta forma de actuar es cada vez más frecuente. La dificultad de compromiso y entrega proviene, a menudo, de la falta de atención y contención emocional vivida en la primera infancia, que generaron desconfianza, desarraigo y dispersión (entre otras cosas).
En el fondo nunca dejaron de ser unos niños, y como tal necesitan placer inmediato y no entienden la importancia del esfuerzo y de la permanencia.
Existen personas que parecen tener una especie de radar para captar lo negativo y ninguna capacidad de percibir lo positivo. La actitud negativa siempre nos lleva a pensar y a imaginar las cosas de la peor manera, estimulados por los miedos, los comentarios malintencionados que nos hacen las demás personas y cualquier experiencia difícil que hayamos tenido. Es así como, sin darnos cuenta, comenzamos a perder la confianza, la esperanza y el optimismo, convirtiéndonos con nuestras ideas y comentarios en una nube gris que también desanima y atemoriza a otras personas.  

Los pensamientos negativos nos afectan a todos de diferentes maneras, se cuelan como invitados que no deseamos en nuestra vida, nublando el presente y el futuro, llenándonos de emociones destructivas y tergiversando nuestra realidad hasta el punto de confundirnos y hacernos ver que no podremos afrontarla, resolverla o superarla, de manera que lo único que nos quedaría por hacer es huir de ella, evadirla o hundirnos en la negatividad y en el estancamiento total. De ahí que sea tan importante aprender a manejarse adecuadamente para vivir mejor.  

Muchos de nosotros hemos sido educados con el miedo, por eso mantenemos una actitud negativa, temerosa y pesimista frente a la vida, convirtiéndonos, muchas veces, en el obstáculo más difícil de superar cuando buscamos cumplir nuestros sueños.  

Por otro lado, las células del sistema inmunitario no permanecen ajenas a nuestro monólogo interno, y cada vez que tenemos un pensamiento negativo en el cual profundizamos, el cerebro libera sustancias que influyen sobre el sistema nervioso, la musculatura y los sistemas cardiovascular, respiratorio y digestivo. La diferencia entre un pensamiento negativo y uno positivo es que el primero no conduce a la acción, sólo considera las limitaciones y los posibles obstáculos. 

domingo, 16 de septiembre de 2012

Ser consciente .................. socrates


Me doy cuenta, una vez más, de lo poco que sé, y ello me hace recordar la vieja historia que Sócrates contó por primera vez en su juicio. Uno de sus jóvenes amigos, un miembro del pueblo de nombre Querefon, había preguntado al dios Apolo en Delfos si existía alguien más sabio que Sócrates, y Apolo le había contestado que Sócrates era el más sabio de todos. Sócrates halló esta respuesta inesperada y misteriosa. Pero, después de varios experimentos y conversaciones con todo tipo de personas, creyó haber descubierto aquello que el dios había querido decir; por contraste de todos lo demás, él, Sócrates, se había dado cuenta de lo lejos que estaba de ser sabio, de que no sabía nada. Pero lo que el dios nos había querido decir a todos nosotros era que la sabiduría consistía en el conocimiento de nuestras limitaciones y, lo más importante de todo, en el conocimiento de nuestra propia ignorancia. Creo que Sócrates nos enseñó algo que es tan importante hoy en día como lo fue hace 2.400 años. Y creo que los intelectuales, incluso científicos, políticos y, especialmente aquellos que trabajan en los medios de comunicación, tienen hoy la imperiosa necesidad de aprender esta vieja lección que Sócrates trató en vano de enseñarnos.

¿Pero, es eso cierto? ¿No sabemos hoy, acaso, muchísimo más de lo que sabía Sócrates en su época? Sócrates tenía razón, debe admitirse, al ser consciente de su ignorancia: en efecto, él era ignorante sobre todo si lo comparamos con lo que sabemos hoy en día. Efectivamente, el reconocer su ignorancia fue un gesto de gran sabiduría por su parte. Pero hoy se dice que nuestros investigadores y científicos contemporáneos no son simples buscadores, sino también descubridores. Porque saben mucho: tanto que el gran volumen de nuestro conocimiento científico se ha convertido en un grave problema; los nuevos descubrimientos se publican a tal velocidad que es imposible que nadie pueda estar al día. ¿Podría ser que incluso ahora debamos seguir construyendo nuestra filosofía del conocimiento sobre la tesis de Sócrates de nuestra falta de conocimiento?

La objeción es correcta, pero únicamente después de haberla modificado radicalmente mediante cuatro comentarios muy importantes: Primero, la idea de que la ciencia sabe mucho es correcta, pero la palabra conocimiento se usa aquí, al parecer inconscientemente en un sentido que es completamente distinto del significado que se le da a la palabra conocimiento cuando se usa, con énfasis, en el lenguaje diario. Sin embargo, el conocimiento científico simplemente no es un conocimiento cierto. Está siempre abierto a revisión. Consiste en conjeturas comprobables -el mejor de los casos-, conjeturas que han sido objeto de las más duras pruebas, conjeturas inciertas.

Es conocimiento hipotético, conocimiento conjetural. Este es mi primer comentario, y por sí mismo es una amplia defensa de la aplicación a la ciencia moderna de las ideas de Sócrates: el científico debe tener en cuenta, como Sócrates, que él o ella no sabe, simplemente supone. Mi segundo comentario sobre la observación de que nosotros sabemos tanto hoy en día es éste: con casi cada nuevo logro científico, con cada solución hipotética de un problema científico, el número de problemas no resueltos aumenta; y asimismo aumenta el grado de su dificultad; de hecho, ambos aumentan a una velocidad superior a la que lo hacen las soluciones! Y sería correcto decir que mientras nuestra ignorancia, nuestra creciente ignorancia es infinita. Mi tercer comentario es éste: cuando decimos que hoy sabemos más que lo que sabía Sócrates en su época, que nuestro conocimiento conjetural es mayor, esto es probablemente incorrecto en tanto que nosotros interpretamos el saber en un sentido subjetivo. Probablemente, ninguno de nosotros sabe más, en cuanto a almacenar mayor información en nuestra memoria; más bien, somos conscientes de que hoy en día se sabe muchísimo más y acerca de muchísimas más cosas diferentes que en los tiempos de Sócrates.

Tenemos aquí una cuarta razón para decir que Sócrates estaba en lo cierto, incluso hoy. Porque este anticuado conocimiento personal consiste en teorías que se han demostrado son falsas. Por ello, tenemos cuatro razones que nos demuestran que incluso hoy, la idea de Sócrates "Sólo sé que no sé nada", es una idea de palpitante actualidad, pienso que aún más que en tiempos de Sócrates. Y tenemos razones, en defensa de la tolerancia, para deducir de la idea de Sócrates aquellas consecuencias éticas que fueron deducidas, en sus tiempos, por el propio Sócrates, por Erasmo, por Montaigne, Voltaire, Kant y Lessing. Y debemos incluso deducir algunas otras consecuencias. Los principios que son el fundamento de cada diálogo racional, es decir, cada discusión encaminada a la búsqueda de la verdad son, de hecho, principios éticos. Me gustaría expresar tres de esos principios éticos.

(a) El principio de la falibilidad: Quizá yo esté equivocado y quizá usted tenga razón, pero desde luego, ambos podemos estar equivocados.
(b) El principio del diálogo racional: Queremos de modo crítico -pero por supuesto, sin ningún tipo de crítica personal- poner a prueba nuestras razones a favor y en contra de nuestras variadas (criticables) teorías. Esta postura crítica pone a prueba nuestras razones a favor y en contra de nuestras variadas (criticables) teorías. Esta actitud crítica a la que estamos obligados a asumir es parte de nuestra responsabilidad intelectual.
(c) El principio de acercamiento a la verdad con la ayuda del debate. Podemos casi siempre acercarnos a la verdad, con la ayuda de tales discusiones críticas impersonales (y objetivas), y de este modo podemos casi siempre mejorar nuestro entendimiento; incluso en aquellos casos en los que no llegamos a un acuerdo.

Es extraordinario que esos tres principios sean epistemológicos y, al mismo tiempo sean también principios éticos. Porque implican, entre otras cosas, tolerancia: si yo puedo aprender de usted, y si yo quiero aprender en el interés por la búsqueda de la verdad, no sólo debo tolerarle como persona, sino que debo reconocerle potencialmente como a un igual. El principio ético que nos guíe deberá ser nuestro compromiso con la búsqueda de la verdad y la noción de una vía para llegar a la verdad y un acercamiento a ella. Sobre todo, deberíamos entender que nunca podremos estar seguros de haber llegado a la verdad; que tenemos que seguir haciendo críticas, autocríticas, de lo que creemos haber encontrado y, por consiguiente tenemos que seguir poniéndolo a prueba con espíritu crítico; que tenemos que esforzarnos mucho en la crítica y que nunca deberíamos llegar a ser complacientes y dogmáticos. Y también debemos vigilar constantemente nuestra integridad intelectual, que junto con el conocimiento de nuestra falibilidad nos llevará a una actitud de autocrítica y de tolerancia.

Por otra parte, también es de gran importancia darnos cuenta que siempre podemos aprender cosas nuevas, incluso en el campo de la ética. Me gustaría demostrar lo anterior por vía de un examen de la ética de los profesionales, la ética de los intelectuales, la ética de los científicos, médicos, abogados, ingenieros, arquitectos, directores, y, muy importante, de los periodistas y de la gente influyente del mundo de la televisión; también de los funcionarios, y sobre todo, de los políticos. Me gustaría proponerles algunos principios de una nueva ética profesional, principios que están estrechamente relacionados con las ideas éticas de tolerancia y de honestidad intelectual. Con este fin voy a describir primero la antigua ética profesional y, quizá, caricaturizarla un poco, para luego compararla y contrastarla con la nueva ética profesional que deseo proponer aquí.

Hay que reconocer que la antigua ética profesional se basó, como también se basa la nueva, en los conceptos de verdad, de racionalidad y de responsabilidad intelectual. Con la diferencia de que la antigua ética se basó en el concepto de conocimiento personal y en la idea de que es posible llegar al conocimiento cierto, o al menos acercarse lo más posible. Por esta razón, el concepto de autoridad personal desempeñó un papel importante en la antigua ética profesional. En contraste, la nueva ética se basa en el concepto de conocimiento objetivo, y de conocimiento incierto. Esto exige un cambio radical en nuestra manera de pensar. Lo que tiene que cambiar es el papel desempeñado por los conceptos de verdad, racionalidad, honestidad intelectual y responsabilidad intelectual.

Mi sugerencia es que la nueva ética profesional que propongo aquí se base en los doce principios siguientes, con los cuales termino mi discurso:
Nuestro conocimiento objetivo conjetural continúa superando con diferencia lo que el individuo puede abarcar. Por consiguiente: no hay autoridades. Esta importante conclusión también se puede aplicar a materias especializadas y a campos específicos de investigación.

(a)  Es imposible evitar todos los errores, e incluso todos aquellos que, en sí mismos, son evitables. Todos los científicos cometen equivocaciones continuamente. Hay que revisar la antigua idea de que se pueden evitar los errores y que, por tanto, existe la obligación de evitarlos: la idea en sí encierra un error.
(b) Por supuesto, sigue siendo nuestro deber hacer todo lo posible para evitar errores. Pero precisamente para evitarlos debemos ser conscientes, sobre todo, de la dificultad que esto encierra y del hecho de que nadie logra evitarlos.
(c) Los errores pueden estar ocultos al conocimiento de todos incluso en nuestras teorías mejor comprobadas; así, la tarea específica del científico es buscar tales errores. Descubrir que una teoría bien contrastada, o que una técnica usual práctica son erróneas, podría ser un descubrimiento de máxima importancia.
(d) Por lo tanto, tenemos que cambiar nuestra actitud hacia nuestros errores. Es aquí donde hay que empezar nuestra reforma práctica de la ética. Porque la actitud de la antigua ética profesional nos obliga a tapar nuestros errores, a mantenerlos secretos y a olvidarnos de ellos tan pronto como sea posible.
(e) El nuevo principio básico es que para evitar equivocarnos, debemos aprender de nuestros propios errores. Intentar ocultar la existencia de errores es el pecado más grande que existe.
(f) Tenemos que estar continuamente al acecho para detectar errores, especialmente los propios, con la esperanza de ser los primeros en hacerlo. Una vez detectados, debemos estar seguros de recordarlos, examinarlos desde todos los puntos de vista para descubrir por qué se cometió el error.
(g) Es parte de nuestra tarea el tener y ejercer una actitud autocrítica, franca y honesta hacia nosotros mismos.
(h) Puesto que debemos aprender de nuestros errores, asimismo debemos aprender a aceptarlos incluso con gratitud, cuando nos los señalan los demás. Y cuando llamamos la atención a otros sobre sus errores deberíamos siempre tener en cuenta que los científicos más grandes los han cometido.
(i) Tenemos que tener claro en nuestra propia mente que necesitamos a los demás para descubrir y corregir nuestros errores (de la misma manera en que los demás nos necesitan a nosotros) y, sobre todo, necesitamos a gente que se haya educado con diferentes ideas en un mundo cultural distinto. Así se logra tolerancia.
(j) Debemos aprender que la autocrítica es la mejor crítica, pero que la crítica de los demás es una necesidad. Tiene casi la misma importancia que la autocrítica.
La crítica racional y no personal (u objetiva) debería ser siempre específica: hay que alegar razones específicas cuando una afirmación específica, o una hipótesis específica, o un argumento específico nos parece falso o no válido. Hay que guiarse por la idea de acercamiento a la verdad objetiva. En este sentido, la crítica tiene que ser impersonal, pero debería ser a la vez benévola.

sábado, 15 de septiembre de 2012

¿Qué es la ignorancia?


Cuándo alguien te dice ignorante no debes sentirte ofendido, ya que la palabra ignorante muchas personas la han decidido tomar como un insulto, aunque no es más que una palabra común. La palabra ignorancia significa: “Desconocimiento de algo”. Lo cuál, no tiene nada de malo.
Sócrates dijo: “Solo se que no se nada”. Y dejame decirte que tenia mucha razón. Es imposible saberlo todo, ¡Imposible!, por más que lo intentes siempre será así.
Te tengo una noticia, ¡Eres un ignorante!, yo también, el presidente, jack también… Todos los somos, por la sencilla razón que todo tenemos desconocimiento de algo, no importa el tema, pero lo tenemos, así que eso nos convierte en ignorantes.
Los sabelotodos.
Muchas personas intentan dárselas de sabelotodos. Son aquellos que, cuándo un tema sale a relucir, se vuelven locos y comienza a intentar hacer creer a los demás que son unos genios, cuándo la verdad es que no saben ni donde están parados.
“El que intenta demostrar que sabe mucho de una manera constante y molesta, es una muestra clara de que poco sabe, y quiere dar a la luz los mínimos conocimientos que tiene sobre X ó Y tema”.
Las habilidades del barquero.
“Un día un erudito fue a pescar a la costa, se dirigio a donde un lanchero y le pidió  que lo dirigiera dónde se encontraban los peces.
Luego de cruzar unas pocas palabras, el erudito comenzó hacerle preguntas al Lanchero para dejar claro que era una persona de clase e instruida “Quien pinto Tal y cual Obra, cual fue el pintor mas reconocido de la historia, entre otras preguntas”.NO SE, decía El lanchero dentro de su ignorancia, mientras comenzaba a sentirse tonto. En una muestra clara de arrogancia, el empresario quiso demostrarle al lanchero que era una persona culta, y el lanchero no lo era, le dijo -“Te haré una pregunta fácil: ¿Quién pinto la mona lisa?”- No lo sé- Respondió nuevamente el Lanchero- mientras se sentía completamente humillado.
No paso mucho tiempo cuando el barquito del lanchero choco con una gran piedra y empezó a hundirse. Cuando quedaron en medio del lago, el lanchero mostraba una gran destreza nadando, era un experto en esa área, para su desgracia el erudito No SABÍA NADAR. Aquel hombre comenzó a pedir desesperadamente que lo salvaran, de grito en grito. El Lanchero lo ignoraba, mientras se alejaba nadando, le grito: “AHORA QUIÉN ES EL QUE NO SABE”.
El lanchero solo lo hizo para asustarlo y darle una lección, luego volvió y salvó al empresario”
Moraleja: “Todos somos ignorantes, aunque en distintos temas”
El tema de la ignorancia es un tema bastante interesante y a la vez amplio, que seguro podré retomar en otra ocasión. Cuándo alguien te diga ignorante, no te preocupes, ya que todos los somos. Si desconoces un tema no tienes porque sentirte avergonzado ya que seguro tienes más conocimientos en otras áreas, es decir, tienes las habilidades del barquero.
No obstante, recuerda lo que dijo Mahoma: “Buscar el conocimiento hasta en la China”, ya que siempre es bueno saber más.
 

En filosofía el estudio de la ignorancia va parejo al estudio del conocimiento, siendo ambos parte central de la epistemología. La filosofía secular condena generalmente la ignorancia al modo ilustrado en la obra clásica Canción de Navidad donde el fantasma de las navidades presentes enseña a Scrooge las personificaciones en forma de niños de la ignorancia y la miseria, señalando a la primera como la más dañina. 

 

A pesar de la advertencia de ciertas creencias de que la ignorancia es fuente de dicha, en general las religiones tienden a considerarla más dañina que benéfica. Por ejemplo el Islam ve la ignorancia de una forma especialmente diabólica y que debe ser rápidamente eliminada.
En sociedades con sólidos sistemas de jerarquía o un sistema de castas, la ignorancia con respecto a los detalles y reparto del trabajo puede ayudar directamente a la especialización en el trabajo, reduciendo celos y descontentos y ayudando de ese modo a la armonía social. En este tipo de sociedad los medios de comunicación tienden a estar muy controlados para evitar que se difundan conocimientos prohibidos.
 

Cuando se encuentran culturas diferentes, la ignorancia puede llegar a ser particularmente peligrosa, ya que la incapacidad para comprender las costumbres puede producir ofensas y daños. Cuando los europeos comenzaron la colonización de Norteamérica, hubo muchos incidentes en los cuales los conflictos surgieron de malentendidos involuntarios. Por supuesto, hubo también muchos auténticos choques de valores y fanatismo -un subproducto de la ignorancia que se convirtió en racismo e intolerancia. 

Lo diferente tiende a verse como algo peligroso y amenazante en la cognición animal
. 

En seres humanos, la ignorancia de otros estilos de vida o circunstancias y la falta de empatía con sus experiencias, se cita en la ciencia política como una de las causas más comunes de conflicto. Por tanto crear experiencias comunes tales como plantar olivos en zonas donde han sido arrancados debido a un conflicto, y aprender al mismo tiempo, se considera una de las formas más efectivas de educación y pacificación. El teórico político británico Bernard Crick pone el acento en esta clase de habilidad y actividad allí donde es difícil o imposible compartir puntos de vista. 

Ignorancia se toma a menudo como sinónimo de estupidez, tomándose de ese modo como un insulto, cuando es más bien una crítica.
 

ARREGLA AL HOMBRE Y ARREGLARAS EL MUNDO- BARRERAS DE LA COMUNICACION


 Las personas somos seres sociales. Necesitamos de la comunicación para desarrollarnos y para transformar nuestras vidas. Para lograrlo, tenemos que identificar primero las barreras que nos hemos creado con el paso de los años en la comunicación con nuestros semejantes, ya sea que nuestro interés sea comunicarnos con nuestros clientes, compañeros de trabajo, jefe, familiares, cónyuge, etc., es esencial contar con las herramientas de comunicación adecuadas.
¿Por qué algunos comportamientos crean sufrimiento?
Teniendo como requisito primario el respeto a los derechos, podemos distinguir cuatro principales estilos básicos de comportamiento a la hora de comunicarnos:
1. El primero tiene como constante la falta de respeto a nuestros propios derechos, no nos gusta lo que la otra persona dice, pero no somos capaces de hacérselo notar (opción pasiva) 2. El segundo se refiere a no decirle a las personas lo que se piensa pero se habla a sus espaldas respecto a los desacuerdos (opción pasiva – agresiva) 3. El tercero se distingue por la ausencia de respeto a los derechos de los demás (opción agresiva) 4. El cuarto se caracteriza porque respetamos tanto nuestros derechos como los ajenos (opción asertiva)
Así mismo el lenguaje puede ser verbal y no verbal. La combinación de ambos tipos de lenguaje se distribuye aproximadamente de la siguiente forma:
Palabras que usamos 7% Cómo decimos las palabras (tono de voz) 38% Postura y expresión corporal 55%.

Muchas veces la comunicación no logra ser lo efectiva que quisieramos debido a una serie de barreras que evitan que el receptor comprenda realmente lo que el emisor trata de transmitir. Las barreras más frecuentes son las siguientes:

El sarcasmo       
No es por nada que al sarcasmo se le denomine la «forma más baja de ingenio». Está pensado para menospreciar y herir al receptor, por lo general delante de los demás, de modo que la opinión del agresor quede reforzada por la risa o apreciación a veces embarazosa, de los demás. Hasta cierto punto, los que escuchan algún comentario sarcástico dirigido hacia algún colega y se unen a las risas, también están sien do agresivos, aunque en parte la razón sea el alivio de no ser ellos mismos las víctimas. 
El sarcasmo es agresivo porque se utiliza para hacer que otra persona acate la disciplina y haga lo que desea el agresor. El sarcasmo se sirve también del hablar como si la otra persona no estuviera presente: “Hay pobre, le da vergüenza”, “Ya se enojo”, “Ten cuidado que se ofende”, etc.
Sólo la persona insegura interiormente utilizará el sarcasmo con este fin; cualquiera que se respete a sí mismo y a los demás no necesita descender a ese nivel.  
El dar consejos no solicitados  
Cuando se da un consejo que no ha sido pedido este puede no ser tomado gratamente por un numero de razones. La mas obvia es que te ubica a ti en una persona que esta “por encima” de la otra. Es decir que “tu sabes mas” y el otro no, o que ves un defecto en la persona o la comparas. De otro modo no estarias dando el consejo.   Cuando esto sucede, la persona que se ubica por debajo, tiende a reaccionar de un modo hostil, inclusive si el consejo fue bueno. Generalmente la reacción no esta relacionada con lo bueno que sea el consejo sino con como posiciona a una persona respecto de la otra.
Ni mencionar si el consejo es dado en publico, a modo de critica, es en esa instancia donde el receptor se sentirá cuestionado o avergonzado con justa razón, volviendo la atmósfera totalmente hostil.
Las criticas   
Las críticas hechas delante de los demás nunca están justificadas. Tanto si estamos hablando del director de la oficina, del profesor de la clase o del marido o esposa regañones, si una persona tiene que hacer una crítica a otra, es mejor hacerla en privado, donde sólo se encuentren las personas implicadas. Es de gente con poco coraje, la necesidad de demostrar su “inteligencia” públicamente, a costa de humillar al otro.
La crítica asertiva siempre implica explicar cómo se ve la situación, comentar por qué existe un problema, cómo se siente uno al respecto y decir lo que se cree que debería hacerse.Para que una crítica justa sea eficaz, nunca se ha e mezclar con las opiniones personales respecto a la personalidad del objeto de la crítica. Por ejemplo, si un supervisor dice: «Has cometido tres errores en este informe, ¡eres estúpido!», sólo la primera parte es una crítica justa. «¡Eres estúpido!» es un juicio sobre el carácter de la otra persona que no viene al caso, resulta agresivo y al que no tiene por qué responder.  
La orden
Cuando de manera autoritaria se dice lo que tiene que hacer el otro, se puede estar indicando que no lo consideramos un igual, que sus juicios carecen de solidez y por tanto es incapaz. Reitero, no es que en determinadas situaciones haya que cumplir con órdenes y hacer cosas que nos desagradan pero debe dejarse para cuando es estrictamente necesario, por ejemplo si tengo un subordinado que constantemente se resiste a la autoridad, en un determinado momento apelo a la orden. Vemos en el ejemplo, que además de la orden de trabajo, se le ordena el comportamiento que debe asumir desde el punto de vista emocional, esto si no debemos usarlo nunca.
 Identificarse   
 'Claro, se parece a la ocasión en que yo..." Con esta barrera en su lugar correspondiente, me disculpo de una manera diplomática de escuchar con atención. Tal vez me las pueda arreglar sin escuchar en absoluto. Presto atención a sus palabras sólo hasta que encuentro un espacio para introducir mis propias historias. Parece que mi único esfuerzo para escuchar realmente es temporal. Preferiría estar hablando de mí. De modo que en la primera oportunidad, cambio el tema hacia mi persona. Me convierto en el centro de todas las conversaciones. De una manera gradual, usted comprende que su papel será el de oyente. No tendrá oportunidad de hablar, Si sigue relacionándose conmigo, probablemente será por compasión. Si busca un "tiempo igual", tendrá que encontrar a alguien que lo escuche. En todo caso, esta barrera impide la relación de igualdad.





La amenaza. 
Tienes  que...o ... Este ultimátum para que cambie, recalca el castigo. Quizás el mismo mensaje pueda ser expresado de otra manera, pidiendo la conducta deseada.
El Desvío
Tú dices que tienes preocupaciones. Y yo que tendría que decir...
Desviar el foco de atención hacia mi cuando vienen a expresarme algo, denota falta de respeto y de ética en las relaciones humanas, es un clásico ejemplo de la dificultad deescucha.    
Los menosprecios
Los comentarios despectivos pueden hacer mucho daño, especialmente cuando se hacen delante de otras personas y si son de índole personal. Ya hemos visto que las críticas genuinas son válidas, siempre que estén justificadas y hechas en privado, pero los intentos de humillar a otra persona nunca lo son. 
Ignorar ncluso cuando lo estoy "ignorando", escucho. Usted nunca me podrá reclamar que no lo escucho. Simplemente nunca me ocupo de nada de lo que usted diga. Lo dejo colgando en el aire y ya. O bien, dejo que entre por un oído y salgo por el otro. Usted no podrá saber a ciencia cierta si lo escuché o no. No sabrá sí estoy feliz o apenado, interesado o aburrido, de acuerdo o en desacuerdo. Nada indicará en absoluto de mis reacciones internas ante lo que dice. Mi falta de respuesta da la impresión de que usted, y lo que está compartiendo conmigo no viene al caso.

Etiquetar
"Oh, vamos, realmente eres paranoico”. Esta maravillosa habilidad para etiquetar me libera de la responsabilidad de escuchar. No tengo que preguntarme ¿qué se siente ser como usted? Pues, verá, conozco a su tipo de persona. No tengo que caminar una milla con sus mocasines puestos, ya que los mocasines ya vienen en ciertos tamaños y estilo. Ya he visto antes esta clase de mocasines y no me quedan bien Una vez que le haya informado a usted quién es, termina mi compromiso. No tengo que esforzarme por comprenderlo.
Las Interrupciones
Estamos hablando por ejemplo de nuestras vacaciones y de pronto nos dicen “Viste el partido de baseball?” Esto indica que la persona quiere tomar el control de la conversación o que posee un lapso de atención deficitario. Sea cual fuere el motivo, hacerlo es de mala educación.
Por qué aplicamos nuestras suposiciones aprendidas y generalizadas o todos?
Pues bien, las suposiciones suenan mas como acusaciones .Ejemplo: ¿No entiendo por que no queres hacer eso? Seria mejor reemplazarlo por: No queres hacer eso. ¿Por qué? 

ALGUNAS BARRERAS MAS:
1. Escuchar lo que queremos escuchar Las experiencias pasadas nos hacen darle el mismo significado a un mensaje en particular, aunque éste se genere en situaciones distintas.
2. Ignorar información que entra en conflicto con lo que sabemos Cuando escuchamos un mensaje que no está alineado con nuestra percepción de las cosas, muy probablemente ignoraremos el mensaje, en lugar de cambiar nuestras ideas o buscar explicaciones alternativas. Descartamos información.
3. La evaluación inmediata Evaluar inmediatamente lo que se te dice o a la persona que lo dice; pensar que ya sabes a donde quiere llegar el que te habla, cuando apenas ha llegado a expresar el cincuenta por ciento de lo que pensaba decir; observar los puntos débiles del argumento del otro para poder contraatacar.
4. Prejuicios Los prejuicios relacionados con edad, sexo, ubicación, raza o religión influyen en la forma en que se interpreta lo que alguien está diciendo o haciendo.
5. Palabras significan diferentes cosas a diferentes personas Las palabras pueden tener diferentes significados para las personas en distintas situaciones. Una frase como “Lo vemos más tarde” puede ser muy confusa para la gente ya que ¿qué significa más tarde? ¿unos minutos? ¿unas horas?
6. Inconsistencia en las señales no verbales El tono de voz, las expresiones faciales y las posturas corporales pueden facilitar u obstruir la comunicación
7. El efecto de las emociones Cualquier emoción que domine nuestro ánimo (enojo, felicidad, miedo) afectará nuestra interpretación de un mensaje.
8. Interpretar, sacar conclusiones antes de escuchar Concluir lo que el emisor quiere decir sin esperar a que éste termine de dar su mensaje nos lleva a situaciones confusas y malentendidos que redundadn en nresultados negativos o alejados de lo que buscamos con la comunicación.



sábado, 8 de septiembre de 2012

Bloqueos Psicológicos en la Toma de Decisiones




Los principales obstáculos o bloqueos psicológicos provocan perjuicios en todas las áreas vitales y, en especial, en el proceso de toma de decisiones. Son inconscientes, generalmente actúan juntos y se nutren unos a otros lo cual, no obstante, trae la ventaja de que al superar uno o varios de ellos se puede enfrentar a los demás.
Rubin (1986) presenta 17 bloqueos u obstáculos, a algunos de ellos les hemos cambiado un poco la denominación para facilitar su comprensión.
1. PÉRDIDA DE CONTACTO CON LOS PROPIOS SENTIMIENTOS:
Se refiere a la incapacidad para sentir y expresar sentimientos y emociones de amor, alegría, rabia, tristeza, miedo. Es un proceso inconsciente que comienza a edades muy tempranas y evoluciona progresivamente a medida que nos hacemos mayores.
Por lo general, surge en ambientes abiertamente hostiles y rechazantes, que sabotean el bienestar y la autoestima personal. Muchas veces se expresa a través de mensajes directos o indirectos del tipo "Los hombres no lloran" o "No te rías tan alto", por ejemplo.
"No quiero, no quiero // échamelo en el sombrero" es un dicho margariteño que revela la dificultad para expresar claramente que algo nos gusta o que lo anhelamos, que decimos una cosa pero hacemos otra. Todo lo contrario de "El que quiere besar busca la boca", que indica que la motivación nos impele a hacer algo.
En síntesis, en la medida en que desconocemos o no tomamos en serio nuestros sentimientos, saboteamos nuestro proceso de toma de decisiones porque, aunque muchas veces el mismo es racional, no cabe duda de que el afecto ejerce un rol importante.
2. EVITACIÓN DE LOS PROBLEMAS Y DE LA ANSIEDAD, CON LA FINALIDAD DE NO EXPERIMENTAR SUFRIMIENTO:
El refrán "Más vale malo conocido que bueno por conocer" ilustra este obstáculo psicológico.
Las personas que lo sufren consideran que las opciones y elecciones, al ofrecer una posibilidad de cambio, constituyen una amenaza a la comodidad de lo que resulta familiar .
Es probable que cualquier intento de elección conlleve una carga enorme de ansiedad pero, en cuanto se comienza a adoptar decisiones por pequeñas que sean, la persona se da cuenta de que las terribles consecuencias que imaginaba no han ocurrido. Luego, cuando empieza a participar más activamente en su vida -y no como mero espectador- el compromiso ya no resulta tan amenazante y las escogencias se hacen más provechosas y más fáciles de realizar.
3. CARENCIA DE UNA ESCALA DE VALORES:
Alude al desconocimiento de las cosas que son importantes o no, lo cual incide en lo que apreciamos, cómo utilizamos nuestro tiempo y energía , cuál es nuestro estilo de vida y con qué clase de personas podemos vivir y trabajar.
No conocer nuestros valores es como si no los tuviéramos. Al evitar la elección se fortalece la carencia de valores con lo cual las elecciones se hacen cada vez más difíciles, creándose así un círculo vicioso. Por el contrario, cada vez que tomamos una decisión ordenamos los asuntos de nuestra vida de acuerdo con una determinada escala de valores o prioridades, se fortalece el conocimiento de la propia personalidad y se facilitan las escogencias posteriores.
4. ESCASA AUTOESTIMA O FALTA DE CONFIANZA EN SÍ MISMO:
La dificultad para escoger opciones -en especial cuando se salta constantemente de una alternativa a otra- se debe por lo general a la convicción inconsciente de que ninguna opción que se elige es suficientemente buena.
5. DESESPERANZA, DEPRESIÓN Y ANSIEDAD:
Las tres se presentan por lo general juntas, por lo que Rubin las llama "compañeras de viaje".
Cualquiera que sea su causa, identificarlas es prioritario ya que afectan no sólo la capacidad de seleccionar alternativas sino la salud mental en general. Tales problemas son síntomas de dificultades más profundas y muchas veces requieren de la ayuda profesional.
6. IDEALIZACIÓN O IMAGEN IRREAL DEL PROPIO YO:
Muchas personas con baja autoestima dibujan una imagen idealizada de sí mismas, lo que constituye una forma de compensación destinada a disimular y contrarrestar la desconfianza personal.
Sin embargo, tal actitud sólo disminuye la autoconfianza y obstaculiza el proceso de la toma de decisiones ya que ignorar y olvidar las cualidades reales y, por el contrario, actuar sobre la base de cualidades y talentos inexistentes, conduce a elecciones erróneas debido a que el juicio se encuentra distorsionado.
7. ANULACIÓN DEL PROPIO YO, DEPENDENCIA DE LOS DEMÁS Y NECESIDAD OBSESIVA DE AGRADAR:
Cada vez que renunciamos a tomar decisiones anulamos nuestro propio yo, lo que en la práctica se traduce en la evitación de los conflictos o el rechazo, para no llamar la atención. Esta forma de afrontar las situaciones de conflicto obstaculiza grandemente la conducta de elegir, ya que las decisiones que se toman tienden a evitar el éxito e incluso favorecen el fracaso, ya que éste atrae menos atención y provoca menos ansiedad.
En cuanto a la dependencia de los demás, destruye el proceso de escogencia puesto que se eligen las mismas opciones de los demás o se trata de que los demás lo hagan por nosotros.
Tener una necesidad obsesiva de agradar a los demás afecta enormemente la escogencia, debido a que no se satisfacen los propios gustos; en caso de que una decisión acertada desagrade a otros o sea impopular, la persona la desecha a favor de otra menos adecuada o se abstiene de elegir.
8. BÚSQUEDA OBSESIVA DEL RECONOCIMIENTO Y DEL PRIMER LUGAR:
La afición desmesurada por el reconocimiento da lugar a tomar decisiones erróneas que, a menudo, son la antítesis del éxito y la felicidad.
Las personas con este bloqueo quieren llamar la atención; prefieren ser admiradas antes que estimadas ya que su autoestima se basa en las habilidades y destrezas que poseen. Por debajo de la búsqueda del reconocimiento tienen escaso amor propio, lo que hace que se sientan obligadas a proteger éste. Como les asusta el fracaso y la humillación, evitan tomar decisiones que puedan poner en peligro su orgullo.
9. PERFECCIONISMO Y AFÁN DE TENERLO TODO:
Consiste en la creencia inconsciente de que hay situaciones y decisiones perfectas, lo cual conduce a demoras debido al deseo de tomar decisiones en condiciones perfectas para tener la seguridad de que el resultado también lo será. El temor al autodesprecio como consecuencia de obtener un resultado imperfecto, ejerce un efecto inhibidor y produce inacción.
Es importante aclarar que la búsqueda de la excelencia no es lo mismo que la búsqueda de perfección, ya que la primera tiene que adaptarse a criterios realistas; si no, se convierte en la justificación de necesidades perfeccionistas.
El afán de tenerlo todo es la creencia inconsciente de que se puede alcanzar un estado perfecto en el que estén incluídas todas las opciones y, por tanto, evitar las decisiones y los sacrificios. Este obstáculo conlleva más gasto de dinero, tiempo, energía y talento, y conduce al fracaso. El refrán “Más vale pájaro en mano que cien volando” ejemplifica la conducta alternativa más adecuada.
10. ESPERANZA DE COSAS MEJORES, ANHELO DE LO QUE NO SE TIENE, DESPRECIO POR LO QUE SE TIENE, Y VIVIR DE ILUSIONES:
Lo más característico de este obstáculo son las interminables demoras y esperas, lo cual destruye la posibilidad de elegir buenas opciones. Las víctimas de este bloqueo esperan una solución mágica que supere con creces todas las alternativas disponibles.
Anhelar permanentemente lo que no se tiene y despreciar lo que está al alcance puede originar una acentuada inactividad, lo cual hace que decisiones que se tomen –si no conllevan un auténtico compromiso- sean más bien actuaciones superficiales.
Por otra parte, las ilusiones obligan a vivir en un mundo imaginario y no tienen nada que ver con las ideas creativas que se podrían llevar a la práctica tomando decisiones acertadas. Como dice la canción “El que vive de ilusiones se muere de desengaños”.
11. VIVIR EN LA IMAGINACIÓN:
Estrechamente relacionado con vivir de ilusiones y la esperanza de cosas mejores. El hecho de vivir en la imaginación nace de profundas carencias y de la necesidad de obtener compensaciones. Es un bloqueo de la realidad que destruye el presente y elimina los goces de la existencia cotidiana, impidiendo el éxito en cualquier faceta de la vida.
12. TEMOR AL AUTODESPRECIO QUE PUEDA GENERARSE SI SE TOMA UNA DECISIÓN ERRÓNEA:
Las personas que padecen este bloqueo ponen a menudo de manifiesto una necesidad obsesiva de tener siempre la razón, en la que subyace una falta de autoconfianza. Al menor asomo de fracaso –por pequeño que sea- se autodesprecian severamente. Les asustan las decisiones y se ven en la imposibilidad de tomarlas por miedo a cometer algún error. Ello se debe a la acción conjunta del perfeccionismo, las esperanzas exageradas, la necesidad de reconocimiento y la anulación del yo, los cuales no dejan espacio para la aceptación de las limitaciones humanas y la probable escogencia de alternativas equivocadas.
Las víctimas de este bloqueo se infligen inconscientemente severos castigos en forma de depresiones, enfermedades psicosomáticas, propensión a accidentes, fracasos múltiples, relaciones destructivas, insomnio, problemas de apetito, y toda una variedad de aflicciones.
13. AUTOREPROCHES PROVOCADOS POR LAS EXIGENCIAS DESMEDIDAS:
Este bloqueo nace de las exigencias y los “contratos internos” que las personas acuerdan inconscientemente consigo mismas. Toma la forma de “debería”, “podría” y “querría”, utilizados como reproches o justificaciones posteriores a una conducta determinada. Por ejemplo: “Yo debería ser el más inteligente”, “Yo podría haber obtenido la mejor calificación”, “Yo querría haber ganado el concurso”.
Obstaculiza las decisiones, provocando un estado de parálisis y temor a romper los “contratos”. Además, puede convertirse en un hábito tan difícil de erradicar que hace que la toma de decisiones auténticas resulte imposible de realizar.
14. “CEGUERA” ANTE LAS DIVERSAS OPCIONES:
Para que exista una toma de decisión deben estar disponibles por lo menos dos opciones, pero la persona con este bloqueo no se da cuenta de las alternativas a su disposición. En la base de este obstáculo existe una idealización del yo y un temor a los conflictos, por lo que no se “ven” las opciones que entren en conflicto con esta imagen idealizada y se rechaza cualquiera que provoque perturbación y ansiedad.
Por lo general, ocurre cuando la persona se halla sometida a fuertes presiones, en períodos de crisis y en situaciones de estrés, lo cual hace necesario un aplazamiento provisional –hasta que la presión se haya reducido- que no tiene que convertirse en una justificación de interminables dilaciones.
15. TEMOR Y DISTORSIÓN DE LA PRESIÓN DEL TIEMPO:
La engañosa creencia de que no hay tiempo se utiliza a menudo con consecuencias negativas, ya que puede producirse una acentuada presión y una reacción de temor. Es uno de los principales obstáculos en el proceso de toma de decisiones, ya que impide hacer uso de los recursos personales que se necesitan para elegir una alternativa.
Cuando la persona consigue liberarse del agobio del tiempo, suele desaparecer la ansiedad y puede utilizar el tiempo provechosamente para analizar y sopesar las opciones, y para relajarse en caso necesario durante las distintas fases de una elección.
16. CRITERIOS ERRÓNEOS:
Un criterio acertado, es decir, la capacidad de evaluar las opciones de forma racional y provechosa, es muy importante para el éxito en la toma de decisiones. Por el contrario, un criterio erróneo con frecuencia se debe a un deficiente análisis y a un pobre desarrollo de las ideas. Los trastornos emocionales, la desesperación, la euforia, el estrés, y los estados mentales gravemente perturbados deterioran el criterio de las personas.
Todos los bloqueos discutidos ejercen, en mayor o menor medida, un efecto perjudicial sobre el criterio personal, cuya influencia es directamente proporcional a la intensidad de los mismos. El principal componente del criterio acertado es una visión objetiva de la realidad y de nosotros mismos, sin la cual nuestra percepción resultará sesgada, distorsionada.
17. FALTA DE INTEGRACIÓN INTERNA O GRAVE DESORGANIZACIÓN:
Las personas pueden pasar por períodos breves de trastornos emocionales, durante los cuales no es propicio hacer elecciones. Pero, cuando se producen trastornos tan pronunciados que conllevan pensamientos intrusos, intereses conflictivos, ausencia de un fuerte sentido del yo, carencia de una escala de valores, etc. que impiden la integración o cohesión de todos los aspectos de una situación, se impone un tratamiento que pueda influir en el desarrollo de una fuerza integradora madura. Esta permitirá que la persona sepa quién es y qué quiere realmente, estableciendo un orden de prioridades, antes de estar en condiciones de tomar auténticas decisiones.
En resumen, afirmábamos en un artículo anterior que para hacer una escogencia adecuada es necesario, entre otras cosas, recolectar, evaluar y analizar la información sobre nosotros mismos. Tal información integra no sólo los recursos o potencialidades sino también las dificultades o limitaciones.
Como hemos podido ver, una de las dificultades que impiden las decisiones son los bloqueos u obstáculos psicológicos. Como quiera que es casi imposible luchar contra un enemigo invisible o desconocido (como lo plantea Rubin) es necesario –mediante la autoexploración y autoanálisis- conocer los bloqueos, identificarlos y comprenderlos para actuar en consecuencia.
Ante una situación de toma de decisiones, algunas preguntas que nos hagamos podrían servir de guía para ayudar a su identificación: ¿qué siento en este momento?, ¿cómo afecta mi comodidad?, ¿cuáles cosas son importantes para mi?, ¿las opciones a mi disposición son suficientemente buenas?, ¿siento una ansiedad incontrolable?, ¿cuáles son mis cualidades reales?, ¿qué pasaría si mi elección no le gustara, por ejemplo, a mi padre?, ¿cómo me sentiré si me equivoco?, ¿le doy más importancia a lo que debería hacer que a lo que quiero hacer?, ¿estoy consciente de las diferentes alternativas a mi alcance?, ¿a menudo pienso que debo darme prisa?, ¿estoy analizando la realidad objetivamente?, entre otras.
Si se responde afirmativamente a estas preguntas, la persona puede darse cuenta de que está atrapada en algún (os) de los bloqueos, lo que constituye un primer paso para abandonar los hábitos negativos. Como no basta con la toma de conciencia, luego tendrá que empeñarse en un cambio que le permita el ejercicio de un comportamiento decisional más eficiente.
Sin embargo, cuando ello no es suficiente (porque la persona está desorganizada, cuando hay serios problemas de autoestima, cuando hay trastornos de sentimientos, pensamientos y emociones, cuando más que un problema de indecisión existe un problema de inseguridad, etc.) se requiere de la ayuda profesional que puede prestar el orientador, psicólogo, psiquiatra, o psicoterapeuta, quienes pueden realizar las intervenciones necesarias para corregir la problemática.

¿Como tomar decisiones?



En nuestra vida diaria todo el día tomamos decisiones, la mayoría de veces sin darnos cuenta. ¿Se han puesto a pensar la importancia de tener un buen mecanismo lógico para saber decidir? Como cambiarían nuestras vidas si supiéramos tomarlas?
 “Frecuentemente las decisiones tienen consecuencias que se extienden a lo largo del tiempo. Sin embargo, como el futuro siempre implica un cierto grado de incertidumbre, a menudo es difícil evaluar estas consecuencias y depender únicamente de nuestra intuición para tomar decisiones acertadas. Cuando tomamos decisiones que tienen que ver con el tiempo, muchas veces nos vemos afectados por una serie de parcialidades y errores de percepción. Nuestra intuición hace que actuemos como si el futuro fuera más “difuso” de lo que realmente es, y tendemos a prestar demasiada atención al presente. Por ejemplo, podemos dejar para más adelante el ahorro para la jubilación, incluso a pesar de que tengamos medios para ahorrar y una probabilidad alta de disfrutar de una vida larga. Además, solemos imaginar que el tiempo tomará una dimensión distinta en el futuro. Cuando hacemos planes, tendemos a subestimar el tiempo que nos lleva completar los trabajos, o a sobreestimar el tiempo que tenemos y a querer hacer demasiado.  
En los últimos años, el modo en que las personas enfocan las decisiones que implican una valoración del tiempo se ha convertido en un asunto de investigación importante para economistas y psicólogos. Existen tres tendencias que afectan a nuestra imparcialidad y explican cómo éstas nos pueden llevar a tomar decisiones poco acertadas, o incluso lamentables. Las conclusiones de este artículo nos pueden ayudar a mejorar la calidad de nuestras decisiones y a entender mejor qué mueve el comportamiento de los consumidores. 
La primera tendencia, llamada descuento subjetivo, hace que tratemos el futuro como si fuera mucho menos importante que el presente. “Descontamos” el futuro a un nivel muy alto, y damos poca importancia al pasado lejano. El descuento subjetivo también lleva a dejar las cosas para más adelante: cuando el coste que supone completar una tarea en el presente se magnifica, preferimos retrasar la finalización de la misma hasta el último momento anterior a la fecha límite. (Por supuesto, la tarea se puede retrasar indefinidamente si no existe tal fecha límite.) El descuento subjetivo puede rectificarse de varios modos: estableciendo fechas límite más frecuentes y de más corta duración, usando el poder de voluntad, comprometiéndose más con las tareas y pidiendo más control sobre ellas. 
La segunda tendencia, la evaluación de las experiencias prolongadas, viene marcada por la manera en que la previsión (antes) y el recuerdo (después) alteran nuestra percepción del valor de un evento o experiencia. Aumentamos o disminuimos el valor del evento dependiendo de si se compara favorable o desfavorablemente con nuestra situación actual. Además, solemos recordar la intensidad de un evento (un viaje, concierto, etcétera) como la media entre el momento álgido y el final. Esta diferencia de percepción explica por qué preferimos saber las malas noticias lo antes posible y retrasar las buenas, de modo que podamos saborear más estas últimas. No es fácil mejorar nuestra evaluación de las experiencias prolongadas. La clave está en ser consciente de esta tendencia y en usar el sentido común para entender cómo puede afectar la situación. 
La tercera tendencia, las preferencias cambiantes, significa que el valor que asignamos a distintas alternativas varían a lo largo del tiempo, a causa de diversos factores, que incluyen la situación, la influencia social, la edad o la probabilidad que percibimos sobre posibles resultados. De todos modos, raramente somos conscientes de estos cambios en nuestras preferencias y asumimos que por lo general éstas no van a cambiar a lo largo del tiempo. Para superar esta tendencia, lo mejor que se puede hacer es tomar cierto tiempo para “refrescarse”, distanciarse y reevaluar la situación. Las preferencias cambiantes llevan a otros cambios en la cuarta y última tendencia: la habituación del consumidor. Esta tiene lugar cuando nuestra actitud hacia el consumo de ciertos bienes cambia a lo largo del tiempo. Por ejemplo, cuando uno va al supermercado con hambre, tiende a comprar bastante mas que cuando está saciado. Cuando una persona pasea por un centro comercial y ve un descuento, en algunos casos tiende a comprarlo inmediatamente, ya después se da cuenta que actuó instintivamente, en lo que se llama compra compulsiva. En ese caso, la decisión tomada no necesariamente era la correcta. Ser consciente y aprender eficazmente de experiencias pasadas puede ayudarnos a superar o reducir estas tendencias.
Por tanto, siguiendo unas guías muy simples antes de tomar una decisión, la mayoría de las faltas de imparcialidad más comunes que cometen las personas se pueden reducir mucho o casi evitarse, permitiéndonos tomar decisiones que conlleven un valor futuro más alto (¡aunque tal vez no sea inmediato!) y a una mayor satisfacción general.” 
Por otro lado, y en relación a este tema, quisiera agregar también un resumen publicado recientemente por la revista Harvard Business Review sobre la toma de decisiones. En el mismo se menciona que las malas decisiones a menudo pueden rastrearse a la forma en que se tomaron: las alternativas no estaban claramente definidas, la información adecuada no se había reunido, los costos y beneficios no se ponderaron con precisión. Pero en ocasiones, el error está en el proceso de toma de decisiones en lugar de la mente del tomador de decisiones. La manera en que funciona el cerebro humano puede sabotear las elecciones que hacemos.  
En este resumen, tomado de la versión online de la revista, John S. Hammond, Ralph Keeney y Howard Rafia, examinan ocho trampas psicológicas que afectan la forma en que tomamos decisiones de negocios. La trampa del anclaje nos lleva a darle un peso desproporcionado a la primera información que recibimos. La trampa del statu quo nos hace caer en el sesgo de mantener la situación actual, aun cuando existen alternativas mejores. La trampa del costo hundido nos inclina a perpetuar los errores del pasado. La trampa de la evidencia corroborante nos lleva a buscar información que respalde una predilección existente y a descartar la información contraria. La trampa del marco de referencia sucede cuando establecemos incorrectamente un problema, socavando todo el proceso de toma de decisiones. La trampa del exceso de confianza nos hace sobreestimar la precisión de nuestras predicciones. La trampa de la prudencia nos hace ser demasiado precavidos cuando hacemos estimaciones de sucesos inciertos. Y la trampa del recuerdo nos impulsa a darle un indebido peso a hechos recientes y dramáticos. La mejor forma de evitar todas estas trampas es la toma de conciencia.

Aprovecha lo que tienes

Cuánto tienes a tu alcance para hacer algo no es ni por asomo tan importante como lo que decidas hacer con ello. Muchísima gente que se volv...