miércoles, 18 de septiembre de 2013

La intuición

Por medio de la intuición podemos encontrar un conocimiento cuya procedencia está por encima del nivel de la racionalización. 

La intuición es una sensación, se capta, se percibe consciente o inconscientemente sin la participación del pensamiento. Algo se anticipa que va a suceder o aconteció, pero no entendemos por qué estamos al tanto. La intuición tiene que ver con los instintos. En los animales la vida es instintiva, espontánea, básicamente impensada. Las respuestas ante el peligro o el ataque son impulsivas, pero el animal intuye generalmente cuando es una trampa. Presiente y sospecha qué alimentos pueden ser venenos y él y su especie sobreviven gracias a los instintos.

En el ser humano, el pensamiento, el lenguaje, la comunicación y la cultura transmitida nos hacen actuar de acuerdo a normas. Por ello, a la especie humana sólo le quedarían los instintos de conservación y de reproducción. Sin embargo, no deja de sorprender cuanta veces "ella es muy intuitiva" o "él actúa por instinto".

En psicología la intuición es el conocimiento que no es producto del método científico, ni se llegó a su comprensión de forma racional pero está allí, existe. Intuir es comprender las cosas instantáneamente sin necesidad de razonamiento. Es la percepción de una idea o verdad que le aparece como evidente a quien la tiene. (RAL)

En la especie humana el cerebro evolucionó a niveles asombrosos del pensamiento complejo y de inteligencia. No obstante, respiramos, hacemos digestión y nuestro corazón late. Como los animales, una parte de nuestro cerebro gobierna de manera automática las funciones básicas. En estas áreas se encuentra la vida emocional y las emociones, las cuales a veces, nos "hacen perder la razón". El raciocinio nos permite tomar el control.

El conocimiento y las reglas sociales nos hacen vivir lógicamente, y cada vez perdemos más la capacidad de intuir.

Leonardo da Vinci proyectó helicópteros, maquinas para volar, calculadoras, el paracaídas, armas, tanques y hasta el submarino y equipos de buceo. Cristóbal Colón, entrevió un nuevo mundo. Julio Verne vislumbró súperedificios, automóviles de gas, complejas calculadoras y una "red" mundial de comunicaciones (¿Internet?).

Pareciera que el conocimiento está presente en todo momento y en todas partes. Es como una persona que piensa y actúa acorde a su vida, pero en cada una de sus células está toda la información genética, y todas juntas comenzando con el óvulo y el espermatozoide, siguiendo sus "instintos" y sus códigos, hacen al individuo y lo conforman. Quizás todos los seres formamos parte de una sola conciencia universal y somos algo así como sus células. Si nos dejamos guiar por nuestra intuición tal vez podamos encontrar los códigos y la sabiduría

martes, 17 de septiembre de 2013

La alegría de desear lo que se tiene.


El relato pedagógico budista que presentamos a continuación, triste y hermoso, muestra de manera elocuente cómo puede alcanzarse la paz de espíritu por la renuncia al deseo de Más.
Una vez, una madre desolada se presentó ante el Siempre Compasivo (el Buda) llevando en brazos a su hijo pequeño, que había muerto, y le suplicó que lo devolviese a la vida. Él, después de escuchar sus súplicas, le encargó que le trajese una semilla de mostaza de una casa donde no hubiera muerto nadie. Ella pasó mucho tiempo buscándola en vano, y regresó y le contó su fracaso.
-Hermana, has encontrado-dijo el maestro-, buscando lo que nadie encuentra, ese bálsamo amargo que tenía que darte. El que amabas dormía ayer muerto en tu regazo; hoy sabes que todo el ancho mundo llora tu pesar: el dolor que todos los corazones comparten se aminora para uno.
El "bálsamo amargo" que tenía que dar el Buda a la desgraciada mujer era la comprensión de que nadie se libra de la pena, de la humillación, de la enfermedad, del dolor y de la muerte. Ella no estaba en condiciones de escuchar ni comprender. Ella tenía que aprender, más bien, a partir de su experiencia personal. Paradójicamente, el descubrimiento de que estas cosas son inevitables le hizo sentirse mejor en lugar de peor. Antes se había sentido elegida cruelmente por el destino, lo que le provocaba un sufrimiento insoportable. Cuando salió de su error, su sufrimiento se resolvió, aunque yo supongo que le quedaría algo de pena dolorosa. (No olvidemos la diferencia entre dolor y sufrimiento.)
La renuncia no suele ser un término popular ni que suscite alegría. Cuando saludo a un conocido diciéndole: "¿Cómo estás?", no espero que me responda: "¡Fenomenal! ¡Deseo menos que nunca!" No creo que la asociación Nacional de Emisoras patrocine nunca un anuncio de servicio público en televisión que me recuerde que ya tengo mucho más de lo que necesito y de lo que merezco. La renuncia suele evocar imágenes de monjes medievales solitarios, tristes y reprimidos sexualmente. Pero a esto no es a lo que yo me refiero.
Pensándolo un poco nos damos cuenta de que la idea de la renuncia no es tan deprimente como parece a primera vista. El conocimiento de que nadie se libra de la pena, de la humillación, del dolor y de la muerte sienta las bases de la compasión universal e incondicional. Si sabemos que estas cosas no se pueden evitar, entonces podemos intentar competir, desear, esperar y temer con algo menos de frenesí, y así nuestra vida podía ser más divertida. En otras palabras, cuando comprendemos de verdad que la vida será dolorosa en ciertos momentos, sentimos una mayor inclinación a "detenernos a oler las rosas". Si fuera posible evitar por completo el dolor a base de planificar, de desear y de preocuparse con la decisión suficiente, entonces sólo un necio se detendría a oler las rosas.
La mayor parte de las situaciones corrientes se pueden vivir como deliciosamente agradables o como amargamente decepcionantes. Depende de cómo las valoremos. Cuanto más esclavizados estemos por nuestros deseos, más probable es que nos parezca decepcionante cualquier situación dada.
El disfrute de los placeres de la vida, grandes o pequeños, no surge necesariamente de la satisfacción de los deseos. Es igualmente frecuente que el deseo entorpezca o destruya el disfrute.
A la inversa, la renuncia al deseo no entorpece necesariamente el disfrute profundo.
Algunas veces sí sucede que la satisfacción de un gran deseo produce un placer y una excitación profundos, pero el efecto no es constante y suele ser breve. ¿Cuántas personas pasan años enteros anhelando poseer un coche verdaderamente bueno, para descubrir al final que el coche verdaderamente bueno les produce mucho menos placer del que habían esperado? El goce de una buena relación sexual no suele durar más de una hora o dos; dura aproximadamente lo mismo que el placer que produce una comida excelente. La alegría de recibir un ascenso importante o un beneficio económico inesperado puede durar varios días. Conocí en cierta ocasión a un hombre que albergaba desde hacía muchos años un anhelo sexual profundo e imposible. Cierto día conoció, por pura casualidad, a unos compañeros sexuales atractivos y dispuestos a participar en aquellos actos con los que había soñado todos los días desde su adolescencia. Cuando llegó el gran momento, estaba tan lleno de angustia y de asco que tomó sus ropas y huyó. Al día siguiente ya estaba anhelando de nuevo.
Cuando sabemos que el deseo de Más provoca, en efecto, sufrimientos innecesarios y que dificulta la alegría, ¿qué hacemos? ¿Es realista intentar dejar el deseo de Más como si se tratase de dejar de fumar? Si renuncio al deseo de Más, ¿perderé el deseo de comer, de dormir o de respirar? ¿Y el deseo de seguir viviendo? Si hemos de renunciar a algunos deseos pero no a todos, ¿a cuáles renunciar, y cómo justificarnos el hecho de conservar el resto? El suicidio parece un medio bastante eficaz para renunciar al deseo. ¿Es el suicidio la renuncia por excelencia? Y ¿qué pasaría si intentamos dejar el deseo de Más pero nos sentimos solos, aburridos o deprimidos como consecuencia? Y ¿qué hay de la diversión? ¿Hay que renunciar al deseo de divertirse?
No es posible que desaparezcan nunca por completo todos nuestros deseos. De un modo u otro, siempre querremos trabajar, reír,divertirnos, cumplir nuestras responsabilidades familiares y sociales. De un modo u otro, siempre querremos ver salir el sol, oír cantar a los pájaros una vez más. La renuncia significa dejar la idea de que tenemos derecho a Más; significa dejar la idea de que no conseguir Más es una catástrofe; significa dejar la idea de que si no conseguimos siempre Más es que hemos fracasado de algún modo; significa dejar la idea de que conseguir Más es tan fundamental que no importa hacernos daño a nosotros mismos o hacer daño a los demás para conseguirlo.

La filosofía perenne.


Cuando decimos que el secreto de la felicidad es desear lo que se tiene, damos a entender que la vida corriente es rica y profunda y que es suficiente por sí misma. Anteriormente hemos dicho: "Éste es el presente precioso." Podríamos llamarlo también "sagrado". Desear lo que se tiene es pensar, obrar y sentir como si la vida corriente fuera sagrada. Algunos filósofos pueden afirmar que la vida corriente no es inherentemente sagrada, pero que nosotros la hacemos sagrada al vivirla como tal. Otros pueden afirmar que su carácter sagrado siempre ha estado allí, pero que normalmente lo pasamos por alto. No sé quién tiene la razón. Opino que no importa.
La idea de que la vida corriente es sagrada tiene una historia larga y respetable. La mejor exposición de esta idea y de su historia fue la que hizo Aldous Huxley en su libro La Filosofía Perenne, cuya primera edición inglesa apareció en 1945. Todavía se publican nuevas ediciones de este libro, que es muy respetado por teólogos y filósofos. Huxley tomó el término "Filosofía Perenne" de Gottfried Leibniz, filósofo y matemático del siglo XVII que observó que, al parecer, en todas las religiones (fuera cual fuese la época y el lugar donde surgieran) se repetían ciertas ideas fundamentales. Huxley describe exhaustivamente los elementos de la Filosofía Perenne y cita a maestros de todas las religiones para poner de manifiesto las semejanzas subyacentes entre sus ideas.
Según Huxley, la Filosofía Perenne tiene tres elementos esenciales. En primer lugar, las cosas corrientes, las vidas corrientes y las mentes corrientes están compuestas de un material divino. En segundo lugar, en el núcleo de cada cosa viva se encuentra un trozo de la Realidad divina. En tercer lugar, la tarea más importante de la persona es descubrir la divinidad de las cosas corrientes, de las vidas corrientes y de las mentes corrientes y descubrir su identidad con la Realidad divina. Huxley indica que la exposición más clara de la Filosofía Perenne fue la que apareció hace 2.500 años en las enseñanzas de Gautama Buda, pero que desde entonces se ha expresado repetidamente en todas las tradiciones religiosas y en todas las lenguas importantes de Europa y de Asia.
La Filosofía perenne contrasta marcadamente con casi todas las ideas religiosas populares contemporáneas. Según la Filosofía Perenne, la Realidad divina no tiene por qué hacer nada. Simplemente, está allí. No necesariamente libra del peligro a un avión o hace que otros se estrellen. No necesariamente creó el universo ni lo sustenta. Según la Filosofía Perenne, la vida después de la muerte es una cuestión sin importancia. La cuestión esencial es si llegaremos alguna vez a estar plenamente vivos antes de morir.
Las personas acostumbradas a la religión popular contemporánea podrían dudar del valor de una religión basada en la Filosofía Perenne. Algunos lectores se preguntarán: "¿De qué sirve un Dios así? ¿De qué sirve un Dios que no hace nada?"
Creo que esta pregunta surge de un mal entendimiento de lo que significa "la Realidad divina", como la llama Huxley. Podría llamarse de muchos otros modos. El Buda habló de "lo Absoluto" o de "lo No Nacido". Podríamos utilizar el término "Ser Supremo". En las escrituras hebreas la deidad se designa con un nombre compuesto únicamente de letras mudas. Y, naturalmente, siempre podemos contar con el nombre tradicional "Dios". Por comodidad y por claridad, me quedaré con el término de Huxley. Seguramente sea propio de la naturaleza humana concebir a la Realidad divina como un ser que de algún modo tiene forma humana y funcionamiento humano, como si la realidad divina fuera un rey o un padre infinitamente poderoso y lleno de amor. En realidad, yo mismo caigo en ello. No es casual que en el
Cristianismo, en el judaísmo y en otras religiones se llame con tanta frecuencia a la Realidad divina "Rey de Reyes", "el Señor" y "Padre nuestro", aparte de los nombres "Madre Divina", "Madre Naturaleza" y otros nombres similares que se aplican a las diosas.
No quiero discutir con las personas que quieren seguir concibiendo de este modo a la Realidad divina, pero debo señalar algunos problemas que puede dar tal concepción. Los buenos padres y los buenos reyes nos protegen e intentan concedernos al menos algunos de nuestros deseos. Cuando nos imaginamos que la realidad divina tiene una naturaleza similar, podemos llegar fácilmente a pasarnos la vida entera esperando que la Realidad divina nos gratifique del mismo modo. Así, el natural impulso religioso humano puede llevarnos a pasar la vida entera preocupados por el deseo de Más y a sufrir en consecuencia.
Pero existen otras maneras de concebir la Realidad divina. Estas otras maneras tienden a fomentar la renuncia más que el deseo. Tienden a movernos a desear lo que tenemos.
La filosofía de desear lo que tenemos se apoya en el supuesto de que en el mundo existe belleza, significado, verdad, amor y misterio en todas las ocasiones y bajo todas las circunstancias, aunque a veces sea difícil percibir estas cosas, o incluso imaginarlas. Si yo no aceptara este supuesto, habría hecho un escrito muy diferente, que podría haber titulado Vencer o morir. La belleza, el significado, la verdad, el amor y el misterio no se limitan a añadir sus respectivas cuotas de bondad a la vida. El todo es mucho mayor que la suma de sus partes. La belleza, más el significado, más la verdad, más el amor, más el misterio, equivalen a algo imponente, sin nombre e inconcebible. A ese algo podríamos llamarlo Realidad divina. Cuando yo me imagino a la Realidad divina, veo la mano derecha de una figura humana inmensa y reluciente. Los dedos de la mano son la belleza, el significado, la verdad, el amor y el misterio. Me imagino que sus otros dedos, sus otros miembros, sus órganos internos y su rostro son fuerzas igualmente importantes, pero que yo no puedo nombrarlas ni concebirlas.
Lo que representa la gran figura reluciente es la Realidad divina tal como la reconoce la Filosofía Perenne. Este concepto de la Realidad divina nos mueve a desear lo que tenemos. Y por eso desear lo que tenemos puede ser mucho más que un método de autoayuda psicológica. Al cabo, desear lo que tenemos es una forma profunda de culto.
A algunos lectores quizás les cueste todavía apreciar el valor de una Realidad divina que no se ocupa de las cuestiones humanas como lo haría un buen rey o un buen padre. Otra manera de abordar el problema es preguntarse: ¿Qué valor tienen una lluvia de estrellas fugaces, una sinfonía, una buena carcajada, una poesía, el canto de un pájaro, un acto de amabilidad desinteresada o la sonrisa de un niño? Estas cosas son valiosas porque, de manera callada y persistente, dan significado a la vida. No todo el mundo percibe el mensaje de una lluvia de estrellas fugaces o de una sinfonía, no todo el mundo es capaz de apreciar los actos de amabilidad desinteresada o las buenas carcajadas. Las personas que son capaces de apreciar estas cosas son benditas. A las que no son capaces de apreciar estas vivencias les valdría la pena aprender a apreciarlas. Si no son capaces de aprender o no lo intentan, tienen encima una maldición cuyo alcance no comprenden.
Según la Filosofía perenne, la Realidad divina debe ser conocida directamente. No es posible explicarla ni describirla. ¿Cómo podríamos describir una carcajada en un mundo en que no se conociera la risa, o una sinfonía en un mundo donde no se hubieran inventado todavía la másica? No obstante, muchas personas intuyen la Realidad divina y albergan la esperanza secreta de conocerla algún día.

La vida exterior reflejo de la interior.


Se descubren muchas cosas curiosas, interesantes y sorprendentes cuan­do se realiza un trabajo interior, cosas que son sumamente efectivas cuando se entienden. Una de ellas es que la confusión y multiplicidad de nuestras circunstancias en el mundo, de las cosas que nos ocurren, de las situaciones que vivimos, no son otra cosa que la confusión y contradicción que hay en nuestro propio interior.
Todo lo que hay en nuestro interior tiende a materializarse en nuestro exterior. Y no se puede materializar de un modo distinto a como esté dispuesto en nuestro interior. Porque nuestro interior y nuestro exterior no son dos cosas distintas sino dos ver­tientes de la misma cosa. La vertiente interior, o subjetiva, y la vertiente exterior, u objetiva, son la cara y la cruz de la misma cosa.
Durante muchos años nos hemos habituado a que nuestro interior sea simplemente el reflejo de nuestra situación exterior. Si las circunstancias me han sido favora­bles, nos sentimos bien; si las circunstancias no nos han sido propicias, nos sentimos mal. Esto ha creado en nuestro interior, además de unos estados de confusión y duda constan­tes, una semilla de contradicción; y nuestra vida tiende a perpetuar esta contradicción.
Pero llega un momento en que uno se da cuenta de que no puede pasarse todo el tiem­po echando la culpa a las circunstancias, o confiando en las circunstancias. Llega un momento en que uno descubre que, de hecho, el problema que uno vive, la insatisfacción, las dificultades, lo vive por culpa de algo que hay dentro, por un modo de ser de uno, pues otras personas en similares circunstancias, y quizás en peores, consiguen vivirlo de un modo distinto y mejor.
Mientras nos pasemos la vida atribuyendo la culpa de nuestros problemas a las demás personas, o a las cosas exteriores, no hay para nosotros la menor esperan­za; es decir, sólo queda la esperanza de que un día descu­bramos que las cosas no son así. El echar la culpa al exterior puede ser una gran satisfacción para el amor propio: uno queda libre de responsabilidad, uno es la víctima, el héroe, etc. Pero esto no arregla, ni ha arreglado nunca, nada. Cuando uno se da cuenta de que el problema -aunque his­tóricamente está relacionado con circunstancias exteriores- es debido a un modo de ser que ha quedado en uno y que tiende a i perpetuar, entonces es cuando se hace posible que uno, cam­biando este modo interno de sentir, cambiando su actitud interior, pueda cambiar estas circunstancias exteriores.
Cuando las utopías socialistas han propuesto que se llevara a cabo un reparto equitativo de las riquezas, fácilmente se ha previsto que, aunque a todo el mundo se le diera la misma cantidad de dinero, y esto de momento pareciera solucionar los pro­blemas de muchas personas, al cabo de muy poco tiempo la situación volvería a ser la misma de antes; porque las personas, aunque recibieran dinero, no habrían cambiado su modo de ser y de hacer, y esto las conduciría a plasmar en el exterior el modo deficiente o contradictorio que tienen en su interior.
Pensemos que esto no se refiere sólo al uso del dinero, sino a las personas que nos rodean, a nuestras circunstancias económicas, a la situación profesional, a todo. En nuestra pequeña y limitada mente, nosotros hacemos unas distinciones muy claras entre lo que es el dinero, la familia, la vida íntima, nuestras creencias e ideales, etc. En realidad, todo está unido, todo son campos universales de energía, todo es un torbellino dentro de este océano de conciencia, y, según sea ese foco de conciencia en ese mar de conciencia, así serán las cosas que se mueven a su alrededor.
La persona que interiormente tiene miedo, tiene angustia, de un modo inevi­table estará atrayendo situaciones de miedo, situaciones angustiosas, y, mientras no cambie, se pasará la vida repi­tiendo esas situaciones, sean cuales sean las circunstancias o el medio ambiente en que se encuentre. La persona que, dentro de ese miedo, tiene resentimiento, tiene hostilidad, por la razón que sea, estará provocando y atrayendo inevi­tablemente circunstancias agresivas contra ella, que tende­rán a justificar una vez más su hostilidad y su resentimien­to, las cuales, a su vez, provocarán nuevas situaciones de dificultad, de injusticia, de maldad, y de este modo se irá reforzando su círculo. Y el círculo nunca se rompe en lo exterior, porque es la persona, desde su foco de concien­cia, quien lo está creando y manteniendo.
En la medida en que nosotros seamos capaces de cambiar el contenido de nuestro foco, de nuestra conciencia interior, en esta misma medida cambiará lo que nos rodea. Y esto ocurre de un modo ine­vitable. Esto es muy interesante, ya que, si se puede intuir que realmente es así, entonces uno se da cuenta que tiene en sus propias manos la responsabilidad de su vida, que depende de uno el elegir que su mundo gire de un modo o de otro, sea de un color o de otro.
Y el mundo alrededor de uno girará de un modo o de otro, según sea el mundo in­terior real, no el supuesto, no el teórico. Si uno interiormen­te se obliga a vivir una conciencia de fuerza, de amor, de comprensión, no un poco de amor o de comprensión o de fuerza, sino a vivir profundamente esto hasta la raíz, si hacemos de esto nuestra consigna, si nos obligamos a instalarnos en esto, veremos como, al cabo de muy poco tiempo, de muy pocas sema­nas, o días, nuestras circunstancias exteriores cambian. La gen­te a nuestro alrededor cambia; tal vez no lo haga ella, en sí, sino sólo en relación con uno. Y los que no puedan cambiar en relación con uno mismo, cambiarán... de sitio; es decir, dejaremos de estar en contacto con esas personas.
Es imposible que la persona viva en el exterior algo distinto de lo que vive en el interior. Y, por esto, aprender a tomar la dirección, apren­der a afirmar la realidad por uno mismo, es aprender a to­mar una parte activa dentro de este juego exterior de la vida, de la manifestación.
Claro que esto no tiene ninguna importancia si lo que uno está buscando es la propia Realidad más allá de toda forma, más allá de toda idea. Pero esto es algo que cada uno ha de decidir: es decir, si realmente a uno le es del todo indiferente vivir de una manera o de otra en su mundo, en su existencia. Si a uno realmente le da igual, entonces no tiene por qué modificar nada y puede tratar de abrirse a ese Centro último que está más allá de lo bueno, de lo malo, de lo agradable, de lo desagradable.
Pero mientras la persona esté dando valor a su modo de vivir, mientras la persona esté luchando por solucionar dificultades, por mejorar circuns­tancias, entonces la persona no se ha de engañar diciendo que busca otra cosa. Aquello que nos hace sufrir, o aque­llo que nos hace reír, aquello es lo que tiene valor real para nosotros. No lo que un sector de nuestra mente diga, sino lo que en nuestra vida diaria tenga peso.
Cuando la persona comienza a ser consciente es natu­ral que esta gran ley de que lo interior es la causa de lo exterior se pueda aplicar a todos los estados de la vida inte­rior; no sólo a las circunstancias familiares, económicas, profesionales, etc., sino también a los estados de vida interior. Si, por ejemplo, estamos haciendo oración -en el su­puesto de que siga la línea religiosa- pidiéndole a Dios una serie de cambios en nuestra vida, o en la vida de los que nos ro­dean, pero en nuestro interior hay miedo, lo que se perpetua­rá en el exterior será el miedo, porque la ley de materializa­ción es una ley que obedece a la profundidad y continuidad del estado subjetivo, no a la intensidad emocional de la ora­ción, sino a la profundidad, a la sinceridad de lo que pro­fundamente se siente, se desea, se espera, se aspira. Por eso, el problema de la persona en la vida de oración consis­te en llegar a querer, a amar, a Dios de tal manera que se elimine su miedo, su duda. Porque, mientras la persona esté haciendo oración manteniendo subconscientemente el temor de que su demanda, como tantas otras veces, no será contestada, ese temor que está detrás de lo que uno dice es lo que da vigencia al fracaso. 

lunes, 16 de septiembre de 2013

La familia disfuncional, la dinamia de los grupos y sus aplicaciones


La familia disfuncional es una familia donde los conflictos crecen a medida que las comunicaciones cesan o desaparecen enteramente.
Le Bon fue el investigador más distinguido entre los que estudiaran la dinamia de los grupos, seguido por otros quienes aplicarían los principios del conocimiento psicoanalítico para formular el entendimiento del proceso generado por las interacciones familiares. Hoy se aplican las técnicas del psicoanálisis para tratar las familias disfuncionales.
Quizás hay que explicar por qué la terapia de grupo es afín en su naturaleza a la terapia familiar. Lo es, porque la familia es el origen de todo grupo, como el apego a la madre y el cuidado que ella profiere a sus hijos forman las bases del desarrollo harmonioso individual.
Primero, hablemos…

La familia ancestral

Es un asunto establecido que todavía no sabemos con certeza lo que caracterizaba nuestro estilo de vida durante el período paleolítico. Lo que sí reconocemos es que debido al hecho de que nuestro nacimiento era azaroso y nuestro desarrollo postrado, que, para sobrevivir necesitábamos la presencia de la figura de dos padres, o de sus dos equivalentes.
Ese esquema familiar permanece en vigencia y persiste, aun y a pesar de que la estructura de nuestras relaciones domésticas han sido alteradas por la presencia del reconocimiento de la validez de las relaciones homosexuales y el acato de la poligamia y de la disolución de la estructura familiar tradicional.




FAMILIA FUNCIONAL Y LA FAMILIA DISFUNCIONAL
FAMILIA FUNCIONAL: Son familias cuyas relaciones e interacciones hacen que su eficacia sea aceptable y armónica. Éstas se caracterizan por los factores siguientes:

1. Los padres son y se comportan como padres y los hijos son y se comportan como hijos --- algo que, para algunos, resulta extraordinario.
2. La organización jerárquica es clara. Padre y Madre comparten la autoridad en forma alternada, sin conflictos y balanceada.
3. Los límites para el comportamiento son claros y legítimos. Se cumplen y se defienden.
4. Las fases del ciclo vital y sus puntos críticos se atraviesan sin dificultad para identificar y resolver problemas.
5. Los miembros tienen capacidad para reconocer y resolver dilemas personales por medio de la comunicación abierta.
6. La comunicación misma, es clara y directa.
7. Los miembros de la familia tienen identidad personal propia, y se aceptan unos a otros tal cual son, pero, lo hacen sin imponer comportamientos desatinados en los demás.
8. Cada cual puede expresar lo que siente sin que se creen conflictos entre los miembros del grupo, pero lo hacen sin esperar que se acaten normas conflictivas con los valores establecidos y con las reglas señaladas.
9. Se admiten las diferencias o discrepancias de opiniones cuando éstas surjan.
10. La conducta de cada miembro es consonante con su autoridad sus deberes y su persona misma.
11. Cada miembro invierte en el bienestar de otros. Todos trabajan y todos contribuyen al bienestar común.
12. El control de la conducta es flexible.
Para Virginia Satir, la Familia Funcional, la cual ella llama "nutridota" se caracteriza por:
  • Escucharse unos a los otros, hablando claro.
  • Se aceptan las diferencias, los desacuerdos y los errores de cada quien, con juicio crítico.
  • Se acepta la individualidad fructifica.
  • Se promueve la madurez.
  • Todos se miran cara a cara cuando hablan.
  • Hay armonía en las relaciones.
  • Se demuestran y manifiestan mucho contacto físico entre unos y otros.
  • Se hacen planes juntos y todos disfrutan el compartir juntos.
  • Todos son honestos y sinceros entre ellos.

La familia disfuncional: cómo reconocerla y buscar ayuda

Ser buen padre o buena madre es una tarea difícil. Es un trabajo diario que nunca termina. Es tal vez la tarea más ardua que realizará cualquiera de nosotros; porque implica estar mentalmente sano y dotado de paciencia en extremo. Se necesita saber satisfacer las propias necesidades con los propios recursos y tener, además una pareja que lo/la apoye a uno en el proceso.
Es sorprendente comprobar que en nuestra sociedad existe una sutil, pero cierta, exigencia que consiste en que, por el hecho de crearse un nuevo grupo familiar, sus miembros están obligados socialmente a criar a sus hijos de una manera "sana y exitosa" --- whatever that means….
Se espera que una vez constituida una familia, ésta, por sí sola pudiera lograr o debiera alcanzar el propósito señalado. Tal vez por esto, es que los jóvenes se lanzan poco precavidamente a formar nuevas familias, sin conocimientos o sin orientación.

Experiencias nutritivas y saludables

Pero, también es cierto que siempre se ha insistido en lo difícil que es ser padres, especialmente en los tiempos actuales.
De manera general puede afirmarse que las habilidades, las destrezas y competencias que cada pareja puede exhibir en la compleja tarea de ser padres y educar, depende muy importantemente del conjunto de experiencias nutritivas y saludables que cada miembro de la pareja, pueda haber tenido en su propia práctica de hijo/a dentro de una determinada familia.
Es como si cada uno de nosotros, en base a las costumbres de la niñez, dentro de nuestra familia, haya ido grabando su propio disco duro mental construyendo ese necesario padre/madre interior protector, habilidoso que en la vida adulta se va a exponer para guiar y formar a los hijos propios.
Pero no todas las personas tienen la suerte de grabar un disco duro mental saludable y creativo, que le sea efectivo más adelante para cumplir su rol paterno.
Es más, una gran mayoría de personas, de acuerdo a los resultados que vamos observando diariamente en los medios de comunicación, ha grabado un impresionante conjunto de mensajes contradictorios, confusos, defectuosos, negativos y poco sanos, que llevan al fracaso en la tarea encomendada: la de criar hijos sanos y felices --- por esa razón el mismo ciclo desacertado se perpetúa.

Una familia ineficiente y problemática

Cuando esto ocurre con ambos miembros o con los familiares cercanos, decimos que se ha creado una familia disfuncional, es decir una familia ineficiente, problemática, que no funcionará bien, porque no sustenta, no escucha, no incentiva, critica y manipula y por lo tanto: una familia que no realizará sus objetivos.
Una familia disfuncional tiene diversas características específicas, investigadas por los terapeutas familiares y otros especialistas en la materia.
Revisemos algunas de las características más centrales de estas familias:
  1. Dentro de una familia disfuncional existe una incapacidad para reconocer y satisfacer las necesidades emocionales básicas de cada uno de sus miembros; aunque pueda existir el deseo de encargarse y proteger a los niños, no se sabe o no se entiende claramente cómo hacerlo en una forma natural y espontánea. Ambos padres o uno de ellos se siente íntimamente presionado a cumplir con su tarea, y tal presióninterna se convierte en ansiedad, en desasosiego y exigencias hacia el propio niño para que cumpla su desarrollo de acuerdo a lo que los padres esperan y no de acuerdo al ritmo natural evolutivo propio. Cuando esta presión interna es muy intensa y persistente, los participantes caen en la desesperación que suele convertirse en castigos físicos y/o malos tratos psicológicos que dañan profundamente la psiquis del niño o joven. Que lo confunden, lo angustian y lo atemorizan. Porque el niño necesita oír a su alrededor voces acogedoras, tiernas y tranquilas.
  1. Los miembros de una familia disfuncional, generalmente son personas psicológicamente rígidas, exigentes, críticas y desalentadoras; que no pueden, no quieren, o no saben reforzar y recompensar cálidamente los logros paulatinos de los niños y premiar sus esfuerzos, si este se comporta bien. Seres que piensan, rígida y equivocadamente, que es deber del propio niño cumplir correctamente y a tiempo todas sus operaciones.
  2. Siendo personas rígidas, éstas adoptan gestos, aficiones e intereses que tratan de imponer a toda costa a los demás miembros, mientras asignan cerradamente sus criterios a los demás destruyendo la comunicación y la expresión natural y personal de cada uno y con ello, anulan su desarrollo como persona.

    Desorden de roles y sentimiento de abandono emocional

  3. Tampoco saben cómo discutir abierta y naturalmente los problemas que aquejan al grupo familiar y se recurre, entonces al mecanismo de negar u ocultar los problemas graves. Se imponen sutil o abiertamente prohibiciones o tabúes dentro del grupo, se desarrolla una sobreprotección melosa que impide que el niño pueda aprender de sus propios errores. El sentimiento de fracaso de los padres en su tarea puede llevarlos, y muchas veces lo tienen de antes, a un vacío interior y a un estado de angustia que suelen paliar a través de consumo de tranquilizantes, alcohol o drogas, o a comportamientos adictivos, como son el trabajo excesivo, el comer en exceso, o la actividad sexual promiscua --- lo que, por sí, sólo agrava el problema. Cuando el vacío es mayor, y se produce un distanciamiento anormal y el abandono real del niño, la familia se quiebra y se descompone y se pierden los objetivos vitales.
  4. Dentro de una familia disfuncional se produce un desorden y confusión de los roles individuales, llegándose a una real inversión de papeles por lo cual los padres se comportan como niños y éstos recibiendo exigencias de adultos, se siente obligados a confortar a sus inmaduros padres y al no lograr hacerlo, los niños se sienten culpables de los conflictos de los mayores.
    Se esfuma así la inocencia, la creatividad, la transparencia de la niñez y se desarrollan actitudes de culpabilidad, fracaso, resentimiento, ridículo, depresión, auto-devaluación e inseguridad ante el mundo social que les rodea.
  5. Cuando un niño se desarrolla dentro de una familia disfuncional lo que más siente es el abandono emocional y la privación. Cuando esto sucede, el niño responde con una vergüenza tóxica muy arraigada que engendra ira inicial, ya que no hay nadie que lo acompañe y se dé cuenta de su dolor. En estas familias los niños sobreviven acudiendo a todas las defensas de su ego y su energía emocional queda congelada y sin resolver.
    7. Cuando los padres toman conciencia que contaminan sus vidas con arranques de ira, reacciones exageradas, problemas conyugales, adicciones, paternidad inadecuada, miedos y relaciones dolorosas y nocivas, tienen que asumir conscientemente sus propias limitaciones como personas y buscar ayuda en otras personas sanas, ya sean familiares o amigos o terapeutas que tengan condiciones personales para ayudar de manera segura y eficaz.
Entendemos por personas sanas aquéllas que entre otras características saben escuchar, aceptan sin juzgar, son claras, y en las relaciones, no son competitivas ni generan mensajes conflictivos.

En resumen

Las familias que son funcionales son familias donde los roles de todos los miembros están establecidos sin que existan puntos críticos de debilidades asumidas y sin ostentar posiciones de primacía, artificial y asumida, por ninguno de los miembros; y donde todos laboran, trabajan, contribuyen y cooperan igualmente y con entusiasmo por el bienestar colectivo.

Bibliografía

Freud, S: Group Psychology and the Analysis of the Ego (1921) The Pelican Freud Library London
Le Bon, G: A Study of the Popular Mind (2002) Dover NY
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La conciencia


La conciencia es la noción que tenemos de las sensaciones, pensamientos y sentimientos que se experimentan en un momento determinado. Es la comprensión del ambiente que nos rodea y del mundo interno a los demás.
Analizaremos las diversas etapas de la conciencia que son dormir y soñar, después abordaremos al estado de la conciencia que bajo condiciones como la hipnosis y la meditación. Y los causados por el efecto de la droga y el alcohol.
1.1-Sueño
El sueño humano es una conducta muy compleja. Mucho más de lo que realmente podemos llegar a imaginarnos. Mientras dormimos nuestro cerebro sigue funcionando, y una prueba de ello la encontramos en los sueños, los cuales a veces llegan a ser tan intensos como la realidad misma.
Durante el período de sueño, en nuestro organismo acontecen una serie de cambios fisiológicos, desde variaciones en el funcionamiento cerebral, en el sistema muscular, o en la respiración, hasta cambios en el sistema genital. En 1968, y a partir de las observaciones realizadas en algunos de estos parámetros, A. Rechstchaffen y A. Kales publicaron un manual de clasificación del sueño en diferentes etapas, clasificación que hoy en día sigue aún vigente (A Manual of Standarized Terminología, Techniques and Scoring System for Sleep Stages of Human Subjects). Según esta clasificación, el sueño se subdivide en 2 grandes etapas: MOR (que literalmente significa etapa caracterizada por movimientos oculares rápidos -en inglés, REM, rapid eye moviment) y etapa NMOR (sin movimientos oculares rápidos. A su vez, la etapa NMOR se subdivide según la profundidad del sueño (de menor a mayor) en fase I, fase II, fase III y fase IV.
La distribución de estas fases a lo largo del período de sueño no es aleatoria, sinó que sigue unas reglas prestablecidas (ver hipnograma. Además, esta distribución también varía a lo largo de la evolución ontogenética, es decir, durante la vida de un individuo. Des del nacimiento hasta la vejez, las características del sueño van variando, principalmente en número de horas dormidas y en el porcentaje de tiempo en que cada fase se manifiesta.
1.2-Fases del sueño
Si observásemos atentamente a una persona desde que se acuesta hasta por ejemplo 2 horas después de quedarse dormida, nos daríamos cuenta que en su organismo se producen una serie de cambios. Por ejemplo, es frecuente (aunque no necesario para dormirse) que al inicio del sueño se den contracciones musculares en las extremidades o en todo el cuerpo. Estas contracciones indicarían que la persona acaba de dormirse. Otro tipo de cambio son los movimientos oculares rápidos que se producen aproximadamente al cabo de 90 minutos del inicio del sueño, signo de que la persona está soñando.
Como hemos comentado anteriormente, algunos de estos cambios fisiológicos fueron tomados en cuenta por A. Rechstchaffen y A. Kales para clasificar el sueño en diferentes etapas. Esta clasificación se realiza a partir del registro de los siguientes parámetros electrofisiológicos:
  • Electroencefalograma (EEG): medida de la actividad eléctrica cerebral
  • Electroculograma (EOG): medida de los movimientos oculares
  • Electromiograma submentoniano: medida del tono muscular
  • Respiración: medida del flujo de aire inspirado y cantidad de movimiento muscular torácico-abdominal
  • Oximetría: cantidad de oxígeno en sangre
La distribución estas etapas en el período de sueño no es aleatoria, sinó que se ciñe a unas características comunes en la mayoría de individuos sanos, las cuales quedan bien reflejadas en el hipnograma. A continuación comentaremos en detalle cuáles son las principales características de las diferentes fases del sueño.
1.2.1 Fase I:  es la fase de sueño ligero, aquella en la que aún percibimos la mayoría de estímulos que suceden a nuestro alrededor (auditivos y táctiles. El sueño en fase I es poco o nada reparador, y coincide con aquellas situaciones en que si habiéndonos quedado dormidos en el sofá alguien nos dijera: Oye, ya está bien, no te duermas, nosotros contestaríamos: si no estaba durmiendo... En la fase I de sueño la actividad cerebral combina el patrón alfa con el theta de baja amplitud. El tono muscular está disminuido con relación a la vigilia y aparecen movimientos oculares lentos 
1.2.2 Fase II: en esta fase se produce un bloqueo de los 'inputs' sensoriales en el ámbito de tálamo, es decir, nuestro sistema nervioso bloquea las vías de acceso de la información sensorial. Este bloqueo comporta una desconexión del entorno, lo que facilita la conducta de dormir. El sueño de fase II: es parcialmente reparador, lo que sugiere que no es suficiente para descansar completamente. En la fase II de sueño, la actividad cerebral es predominantemente theta, aunque aparecen algunas salvas de ondas delta. Son característicos de esta fase los husos de sueño (salvas de 0.5 a 2 segundos de actividad beta de 12 a 14 ciclos por segundo; en inglés, spindles) y los complejos K (ondas bifásicas de gran amplitud. El tono muscular es menor que en fase I, y desaparecen los movimientos oculares 
1.2.3 Fase III: el bloqueo sensorial se intensifica con relación a la fase II, lo que indica una mayor profundidad de sueño. Si nos despertamos en esta fase, nos encontramos confusos y desorientados (en fase IV sucede lo mismo pero aún con mayor intensidad. El sueño de fase III es esencial para que la persona descanse subjetiva y objetivamente. En esta fase, la actividad cerebral es preferentemente delta, aunque con presencia de actividad theta. El tono muscular es aún más reducido que en fase II, y tampoco hay movimientos oculares 
1.2.4 Fase IV: es la fase de mayor profundidad del sueño, en la que la actividad cerebral es más lenta (predominio de actividad delta). Al igual que la fase III, es un período esencial para la restauración física y sobretodo psíquica del organismo (déficit de fase III y IV provocan somnolencia diurna. En esta fase, el tono muscular está muy reducido. Aunque no es la fase típica de los sueños, en algunas ocasiones pueden aparecer. Los sueños de fase IV son en forma de imágenes, luces, figuras, y nunca en forma de historia. Por último, comentar que la fase IV es la fase en la que se manifiestan alteraciones tan conocidas como el sonambulismo o los terrores nocturnos
1.2.5 Fase MOR: es la fase en que tenemos los sueños típicos, los que se presentan en forma de narración. La actividad eléctrica cerebral de esta fase es rápida, mayoritariamente theta de baja amplitud con ráfagas de actividad beta. El tono muscular es nulo (atonía muscular o parálisis), lo que impide que representemos aquello que soñamos. Las alteraciones más típicas de esta fase son las pesadillas, el sueño MOR sin atonía y la parálisis de sueño (Gráfico fase MOR).
1.3 Trastornos del sueño
El insomnio se refiere a la incapacidad para conciliar o mantener el sueño durante el tiempo deseado, y puede entenderse como síntoma de alguna otra alteración física o mental (Ej. : dolor crónico, depresión,...) o bien como alteración primaria. De entre los diferentes tipos de insomnio, en este apartado describiremos aquellos que se manifiestan con más frecuencia: características, criterios diagnósticos y medidas para el abordaje terapéutico.
1.3.1Insomnio infantil
El insomnio infantil se caracteriza por dificultades en iniciar el sueño o volver a dormir en ausencia de condiciones ambientales específicas (asociaciones incorrectas). En estos casos, el principal problema lo acaban experimentando los padres, ya que el bebé demanda su presencia sin la que no puede dormir (Ej.: que los cojan en brazos, que les canten una nana, que les den la mano, etc.).
Cuando el niño se duerme, los padres se retiran a su habitación a dormir. Pero si el bebé se despierta y se da cuenta de ello, vuelve a reclamar insistentemente su presencia (podría estar toda la noche llorando sin llegar a dormir). Esta situación puede llegar a volverse insostenible para los padres, ya que si no ponen solución al problema pueden estar más de 1 año sin llegar a descansar bien una sola noche.
1.3.2 Insomnio psicofisiológico
1..3.3 Insomnio transitorio:El insomnio transitorio es aquel que aparece como respuesta a un estímulo estresante, lo que conlleva que cuando el estímulos desaparece o la persona se acostumbra a él, se soluciona el problema de insomnio. Por ejemplo, cuando estamos sobrecargados de trabajo, en épocas de exámenes,...
El insomnio psicofisiológico es aquél que se manifiesta acompañado de manifestaciones psicosomáticas de ansiedad, lo que incluye una fuerte activación fisiológica, pensamientos distorsionantes e inadecuados sobre el dormir y el desarrollo de múltiples pero ineficaces estrategias para dormir. La ineficacia de estas estrategias potencia aún más los problemas para conciliar o mantener el sueño. Todo ello hace que con el tiempo estas personas puedan llegar a desarrollar 'miedo' a la llegada del momento de ir a dormir.
pseudoinsomnio
1.3.4 El psuedoinsomnio
En el pseudoinsomnio se da la paradoja que mientras los afectados se quejan de graves problemas para conciliar o mantener el sueño, objetivamente la calidad y cantidad de su sueño es normal. De todas maneras, la percepción subjetiva de descansar mal puede llegar a comportar problemas a largo plazo en el afectado, ya que para solucionarlo puede recurrir al uso de hipnóticos durante largos períodos de tiempo.
1.3.5 Apnea de sueño
La apnea del sueño es una alteración que se caracteriza por dificultades respiratorias durante el sueño, normalmente de origen obstructivo (apnea obstructiva del sueño), es decir, por algún impedimento físico del propio tracto respiratorio.
Las dificultades respiratorias que experimentan los apneicos comportan una disminución en la calidad del sueño, ya que el mecanismo que tiene el organismo para superarlas es el despertar. De esta manera, el sueño se ve interrumpido por numerosos micro despertares que impiden al afectado profundizar en el sueño y descansar.
La falta de sueño restaurador es la principal causante de la somnolencia diurna que experimentan estas personas. Por otra parte, es muy importante destacar las repercusiones negativas que tiene la apnea del sueño en los ámbitos cognitivo, fisiológico, familiar y sociolaboral.
1.3.6 Alteraciones por ritmo biológico
Las alteraciones del ritmo sueño-vigilia se producen cuando hay un desfase entre el ritmo biológico de sueño-vigilia y el horario deseado o impuesto por las circunstancias. Los trastornos más frecuentes son el cambio de turno (shift-work) y el cambio de zona horaria (jet-jag.
En cuanto al tratamiento de las alteraciones de los ritmos circadianos, éste comprende varias aproximaciones:
  • Conductual: regularización de horarios durante toda la semana (incluido el fin de semana), concentración del sueño en un único episodio, desplazamiento progresivo del ciclo sueño-vigilia, y en caso de jet-lag incorporarse lo más rápido a los horarios habituales.
  • Farmacológico: toma de hipnóticos, especialmente indicados aquellos de inicio del sueño para adaptarse mejor los primeros días al nuevo horario.
  • Lumino terapia: estimulación intensa de luz para sincronizar los ritmos biológicos con el ciclo luz-oscuridad, mediante lámparas especiales como la que se muestra en la figura.
1.4 La función y el significado de los sueños
1.4.1Teoría de Sigmund Freud
Para sigmund freíd los sueños eran una guía hacia el inconsciente en su teoría de satisfacción de los deseos inconscientes propuso que los sueños representan deseos inconcientes que las personas desean ver satisfechos. En la actualidad muchos rechazan la teoría de freud , en kugar de ello consideran que la acción directa y explicita de los sueños es el factor principal de la comprensión de su significado.
1.4.2Teoria del desaprendizaje
Teoría que propone que los sueños tienen un significado alguno, sino que funcionan par librarnos de información innecesaria que hemos acumulado durante el día.
1.4.3Teoria de sonar para sobrevivir
Teoría que sugiere que los sueños permiten reconsiderar y reprocesar información vital para muestra sobre vivencia cotidianaza.
1.4.5Teoria de la activación y la síntesis
Teoría que asegura que el cerebro produce energía eléctrica aleatoria durante el sueño mor que estimula los recuerdos almacenados en diversas partes del cerebro.
2-Hipnosis y meditación
La persona bajo los efectos de la hipnosis se encuentra en un estado de mas susceptibilidad a las sugestiones de los demás. En algunos aspectos parece ser que están dormidas, a pesar de la obediencia de las personas, estas no pierden toda su voluntad, no realizan actos antisociales o autodestructivos.
La hipnosis se ha utilizado para resolver varios problemas como por ejemplo.
  1. control del dolor
  2. eliminación de la adicción al tabaco
  3. tratamiento de trastornos psicológicos
  4. apoyo en la aplicación de la ley
  5. mejorar el desempeño atlético
3-Meditación
es una técnica para reenfocar la atención que produce un estado alterado de conciencia
La técnica especifica de meditación es que se emplea un mantra, un sonido una palabra una y otra vez, en otras formas se hace la meditación en una imagen, una flama o una parte especifica del cuerpo.
La meditación produce varios cambios fisiológicos, por ejemplo se reduce el consumo del oxigeno, el ritmo cardiaco y la presión arterial y los patrones de las ondas del cerebro pueden cambiar
4-Efectos de las drogas en nuestra conciencia
Hay distintos tipos de drogas que alteran del estado de la conciencia entre ellas podemos citar las drogas psicoactivas, estas influyen en las emociones, las percepciones y el comportamiento de una persona. Las drogas adictivas producen una dependencia biológica o psicológica en el usuario y en la que la abstinencia conduce a un anhelo por la droga y en algunos casos puede ser irresistible.
4.1 Estimulantes
Los estimulantes son drogas que afectan e sistema nervioso central al provocar un aumento en el ritmo cardiaco de la presión arterial y de la tensión muscular.
Una de ellas es la cafeína, esta aumenta la capacidad de atención y disminuye el tiempo de reacción, si dejan de beber café pueden experimentar jaquecas o depresión. Otro estimulante común es la nicotina que esta en el tabaco además es adictiva, por esto produce cierto placer a quienes los usan.
4.1.1La cocaína
Cuando se consumen cantidades pequeñas produce sensaciones de profundo bienestar psicológico aumentote confianza y estado de alerta, la cocaína produce un viaje por el neurotransmisor denominado dopamina, la dopamina es una de las sustancias químicas que transmiten mensajes entre las neuronas relacionadas con sentimientos ordinarios de placer.
4.1.2Anfetaminas
Son estimulantes poderosos como la dexedrina y la bencedrina, producen una sensación de energía y alerta, aumento de confianza y una estado de animo elevado, reducen la fatiga y aumenta la concentración, también provocan perdida del apetito y aumento de la ansiedad y de la irritabilidad.
4.2 Calmantes
Drogas que desaceleran el sistema nervioso, provocan sentimientos de intoxicación euforia y gozo.
4.2.1 Alcohol
Él más común de los calmantes es el alcohol es la droga consumida por la mayoría de las personas, aunque el alcohol es un calmante, la mayoría de las personas aseguran que aumenta su sociabilidad y bienestar, la discrepancia entre los efectos reales y los percibidos obedece a los efectos iniciales que produce en la mayoría de lo usuarios, liberación de la tensión, sentimientos de felicidad y perdida de inhibiciones
4.3 Narcóticos
Drogas que aumentan el relajamiento alivian el dolor y la ansiedad, los dos más poderosos son la morfina y la heroína, se obtienen de la amapola.
Los consumidores de heroína por lo general se inyectan la droga directamente en las venas con una jeringa hipodérmica. Se ha descrito el efecto inmediato como un arrebato de bienestar y paz similar en algunos aspectos a un orgasmo sexual, después de se arrebato quien consume heroína experimenta un estado de paz que dura de tres a cinco horas.
Conclusión
La conciencia es obviamente unas de las maravillas del ser humano y es lo que realmente nos permite darnos cuenta de lo que somos realmente, criaturas especiales, resultado de una mente inteligente.
Aprender sobre los efectos de las drogas y el acohol en nuestra conciencia nos hace pensar en que debemos cuidarla de esas sustancias dañinas al cuerpo humano. Y al tomar una sueño piense en lo restaurador que es para el cuerpo, siempre demuestre agradecimiento por estas maravillas de las que fuimos dotados al ser creados.
"Por que sus cualidades se observan desde la creación en adelante, hasta su poder sempiterno y divinidad, de modo que ellos son inexcusable".Romanos.1:20

Aprovecha lo que tienes

Cuánto tienes a tu alcance para hacer algo no es ni por asomo tan importante como lo que decidas hacer con ello. Muchísima gente que se volv...