lunes, 13 de septiembre de 2021

Soltar lastre en el camino de la vida











Últimamente me rodean personas que tienen un peso encima, algo que no pueden o no saben quitarse de en medio, hoy le he dicho a una de ellas que la veo montada en un globo y que si no tira todo el lastre no va a poder salir libre hacia el cielo y de verdad lo creo, pero no es solo ella, ¿Quién no tiene un lastre?, ¿Quién no tiene pendiente un te quiero, un lo siento, un no se si es para toda la vida pero ahora lo quiero y no me importa que seamos solo un rollo, un perdóname, un abrázame, un creo que podemos intentarlo, un podemos volver a empezar, un te lo agradezco pero no, un te echo de menos, un….



Estoy segura que muchos que estéis leyendo esto os acordareis de alguien ¿pues, qué hacéis ahí parados?¿que os cuesta una llamada, quedar y tirar todo eso que os acompaña?, pensad que el momento es ahora, que mañana quizá sea tarde y que puede que os perdáis algo muy interesante por una razón que seguramente no sea importante y por favor, por favor, que no sea por orgullo, odio el orgullo, me parece un sentimiento sin sentido, que solo hace daño.



Yo también tengo mis lastres personales, de los que intento deshacerme todos los días, no sea que me arrepienta de no haberlo hecho, sobre todo que los que tengáis unas palabras pendientes no dejeis pasar la oportunidad de decirlas. .



Cuando queremos que un globo se eleve, soltamos lastre. Las emociones, y en cierto modo, la felicidad, en muchas ocasiones, se comporta como un globo. Hay momentos en los que sentimos que no avanzamos personalmente, y entonces, es el momento de soltar lastre emocional. Es lo mismo que arrojar la toalla. Pero, a veces, es inevitable. Y luchar contra lo inevitable no sólo es temerario, sino un craso error, y emocionalmente hablando, un billete a la infelicidad. Soltar lastre o arrojar la toalla no es una tarea fácil, porque nos lleva a enfrentarnos a una situación en la que nuestros sueños personales de progreso se ven truncados de alguna forma. Pero no es más un dilema de adaptación influido por la inseguridad social que arrastramos desde la infancia. La inseguridad es miedo, y el miedo, uno de los enemigos más severos de la felicidad. Tomar decisiones difíciles desde el punto de vista de las emociones va en contra de la propia naturaleza del ser humano individual. No queremos que nuestros sueños se malogren, y nos aferramos a ellos para sentirnos vivo.



Sin embargo, aunque en general, tener sueños y perseguirlos es una vía para ser feliz, aferrarse a ellos cuando no se avanza, es todo lo contrario. La solución a tal paradoja es reorientar los sueños de forma que se acerquen a un logro más realista. Tal vez, modificando nuestros sueños ligeramente sea suficiente para avanzar sin tener esa sensación de vacío existencial que influyó en muchas épocas culturales. No creo que haga falta llegar al vacío del logro de los sueños, si aligeramos la carga convencional y social transmitida y nos centramos en el punto inquebrantable de nuestros deseos interno. Soltar lastre no significa arrojar toda la carga, sino la menos imprescindible y pesada. Arrojar la toalla no significa abandonar y perder la lucha, sino detener el fracaso y replegarse para volver a intentarlo cuando haya más opciones de triunfo.



Buena suerte y si necesitáis alguien que os ayude a soltar lastre, ya sabéis donde encontrarme





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