viernes, 20 de septiembre de 2013

INCONSCIENCIA ORDINARIA E INCONSCIENCIA PROFUNDA


¿A qué te refieres cuando haces mención a diferentes niveles de inconsciencia?

Como probablemente sabes, cuando duermes, pasas constantemente de una fase de sueños a otra fase sin sueños. Asimismo, en el estado de vigilia, la mayoría de la gente alterna únicamente entre la inconsciencia ordinaria y la inconsciencia profunda. Lo que yo llamo inconsciencia ordinaria es estar identificado con tus emociones y procesos de pensamiento, con tus reacciones, deseos y aversiones. Es el estado normal de la mayoría de la gente. En ese estado estás regido por la mente egotista y no eres consciente del Ser. No es un estado de dolor o infelicidad agudos, sino de incomodidad, descontento, aburrimiento o nervios casi continuos: una especie de ruido de fondo. Puede que no te des cuenta de ese zumbido de fondo porque ha pasado a formar parte de tu vivencia «normal», del mismo modo que no te das cuenta del zumbido del aire acondicionado hasta que apagas el aparato. Cuando lo apagas, sientes una sensación de alivio. Mucha gente hace uso del alcohol, las drogas, el sexo, la comida, el trabajo, la televisión o incluso ir de compras como anestésicos, en un intento inconsciente de apartar esa incomodidad básica. Cuando esto ocurre, una actividad, que puede ser muy amena si se hace con moderación, queda imbuida de una cualidad compulsiva o adictiva, y todo lo que consigues con ella es un brevísimo alivio de los síntomas.
La incomodidad de la inconsciencia ordinaria se convierte en el dolor de la inconsciencia profunda —un estado de sufrimiento o infelicidad más agudo y evidente— cuando las cosas «van mal», cuando el ego está amenazado o ha de afrontar un gran desafío o una pérdida, real o imaginaria, en su situación de vida o en un conflicto relaciona!. La inconsciencia profunda es una versión intensificada de la inconsciencia ordinaria, distinta de ésta no en cuanto a cualidad, sino en cuanto a grado.
En el estado de inconsciencia ordinaria, la resistencia habitual o la negación de lo que es crea la incomodidad y el descontento que la mayoría de las personas aceptan como parte de su vida normal. Cuando esta resistencia aumenta a causa de alguna amenaza o desafío, se produce una negatividad intensa que da paso a una reacción de ira, miedo cerval, agresión, depresión, etc. La inconsciencia profunda a menudo indica que el cuerpo-dolor ha sido activado y uno se ha identificado con él. La violencia física sería imposible sin la inconsciencia profunda, que también surge fácilmente cuando una multitud de gente, o incluso toda una nación, genera un campo colectivo de energía negativa.
El mejor indicador de tu nivel de conciencia es tu forma de afrontar los desafíos de la vida. Estos suelen hacer que la persona inconsciente se vuelva más profundamente inconsciente y que la persona consciente se haga más agudamente consciente. Puedes aprovechar un desafío para despertar, o puedes permitir que te empuje a un sueño aún más profundo. En tal caso, el sueño de la inconsciencia ordinaria se convierte en una pesadilla.
Si ni siquiera puedes permanecer consciente en circunstancias normales, como cuando estás solo en una habitación, cuando das un paseo por el bosque o estás escuchando a otra persona, es evidente que no podrás mantener la conciencia cuando algo «vaya mal», cuando tengas que enfrentarte a personas o situaciones difíciles, cuando se produzca una pérdida real o potencial. Serás arrastrado por una reacción que, en último término, siempre es expresión del miedo, y arrastrado hacia la inconsciencia profunda. Los desafíos de la vida son tus pruebas. Tu manera de lidiar con ellas es el único indicador válido que te mostrará y mostrará a los demás cuál es tu verdadero nivel de conciencia, que no depende de cuánto tiempo puedes estar sentado con los ojos cerrados o de las visiones que tengas.
Por tanto, es esencial llevar más conciencia a tu vida en las situaciones ordinarias, cuando todo va relativamente bien. Así irá creciendo el poder de tu presencia, que genera en ti y a tu alrededor un campo de energía de alta frecuencia vibratoria. Ninguna inconsciencia ni negatividad, ninguna discordia o violencia podrán entrar en ese campo y sobrevivir, del mismo modo que la oscuridad no puede sobrevivir en presencia de la luz.
Cuando aprendes a ser testigo de tus pensamientos y emociones, que es parte esencial del estar presente, te sorprende el ruido de fondo de la inconsciencia ordinaria y te das cuenta de que muy pocas veces te sientes verdaderamente cómodo contigo mismo, si es que te ocurre alguna vez. A nivel mental, encontrarás abundantes resistencias en forma de juicios, descontento y proyecciones mentales que te alejan del ahora. A nivel emocional, notarás una corriente subterránea de incomodidad, tensión, aburrimiento o nervios. Todos estos contenidos son aspectos de la mente en su habitual modalidad de resistencia.

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