miércoles, 5 de diciembre de 2012

CAUSALIDAD PSÍQUICA ANSIEDAD Y ANGUSTIA



La angustia, la ansiedad sería el componente esencial que es necesario objetivar, que es necesario
reconocer cuando nos enfrentamos al hecho de la entrevista, al hecho de qué es lo que le está pasando al otro.
Efectivamente, esa vivencia de ansiedad tendría dos límites. Un límite, por decirlo así, superior, y un límite
inferior. El límite inferior sería el pánico. El límite superior el miedo. Supuestamente tendríamos que decir que
entre el pánico y el miedo podríamos situar toda una serie de continuos –de estados vivenciales, en los que
ubicaríamos tanto estructuras de personalidad como vivencial de conflicto- y consiguientemente de
estructuras de conflicto que irían desde una menor hasta una mayor organización. En este sentido, las
proporciones serían fáciles de establecer:
Pánico es a organicidad lo que angustia es a síntoma, lo que miedo es a objeto.
Esa sería, permanentemente la equivalencia que se podría establecer. Es decir, habría una equivalencia
por decirlo en términos de estructuración psicopatológica, que nos situaría por orden a la vivencia y,
consiguientemente, por orden a un tipo de representación del sujeto, que no hay que olvidar que el sujeto, en
un momento determinado por relación a la situación a la que está inmerso, puede aparecer como
absolutamente psicótico, o puede aparecer en otras situaciones de equilibración como un individuo neurótico
o un individuo perfectamente equilibrado. Todo depende un poco de su sentido de la vivencia y, por tanto, de cómo se instala en el campo de las relaciones interpersonales e incluso de las relaciones intersubjetivas.
Una situación en un momento dado a un individuo que la viva con pánico, evidentemente, ya le
podemos estar diciendo que no ocurre nada, para que ese individuo, en un momento determinado, como efecto de la vivencia se desorganice totalmente y entonces no tenga asideras ni para ubicar las cosas que le rodean, ni para encontrar agarraderos en esa situación, para poner límites de referencia, positivos o negativos, estables, tanto temporales como espaciales. Entonces, los índices de la realidad que nosotros manejamos tienen muy poco que ver con algo que no es del orden de la lógica sino que es del orden de la vivencia. Si en un momento determinado un individuo ha perdido sus ejes impalpables de orientación espacio-temporal, si ha perdido sus ejes de orientación biográfica, existencial, sus ejes de identificación personal, se encuentra, efectivamente, perdido en esa situación. Por tanto, podríamos decir que está en una situación psicótica, ¿cómo se demuestra esto? Se demuestra como ocurre en todos los acontecimientos traumáticos. Son pérdidas más o menos traumáticas, más o menos momentáneas de los ejes que configuran esa organización de nuestra secuencia de acontecimientos interpersonales, lo que podríamos llamar relaciones de realidad.
Efectivamente, en esa situación que podría ser del pánico al miedo, evidentemente, la disolución del
objeto entraña un recurso hacia la organicidad. Cada vez que hablamos de lo psicopatológico, cada vez que
hablamos de lo psicológico, nos encontramos con un problema que es trascendental y es que hablamos de
causalidad psíquica y la causalidad psíquica es del orden de la representación, del orden de lo simbólico y nodel orden de lo físico, del orden de lo natural. Por tanto, todo proceso que nos conduzca hacia lo físico, hacia
lo natural es una regresión, o, si se quiere, es un proceso que nos encamina hacia periodos de constitución o
de desarrollo arcaicos. La causalidad psíquica se pone de manifiesto tan pronto como en el ser humano se
origina la representación: el mundo de la alucinación, el mundo de lo imaginario, el mundo de todo aquello
que nos hace soportar la ausencia, porque somos capaces de darnos un simulacro que nos hace soportar esa ausencia porque la dominamos por medio de un análogo –representación de eso que no está presente-. Este sería el punto central.
¿Qué es lo que ocurre con el problema de la angustia y la sintomatización? ¿Quiere decir aquí, que en
la sintomatización el individuo no ha pasado o no ha ascendido a nivel de la causalidad psíquica? ¿Quiere
decir que el individuo todavía no ha superado el plano de la organicidad? Esta puede ser la primera gran
pregunta que haya qué plantearse. Todo recurso a la somatización es siempre un paso atrás, es siempre una
nostalgia de lo orgánico. Se ha dicho que la regresión a la depresión es, muchas veces, una nostalgia del estado fetal
El proceso de somatización, en la medida en que recurre a unos procesos orgánicos, es una nostalgia
de un estado previo. El problema es el nivel de generalización con que nos encontramos cada vez que
hablamos del síntoma. El proceso sería el siguiente: el problema de la sintomatización está no con una
incapacidad del sujeto para imaginar sino con una negativa del sujeto para canalizar una vivencia, para
organizar una vivencia y cuando hablamos de una vivencia hablamos de un tono afectivo, positivo o negativo,
amor odio, por relación a una representación. Un sentimiento que puede ser ambivalente porque incluso al
mismo sujeto no le interesa, muchas veces, aclarar, porque aclarar ya es darse la representación
correspondiente. Habría que hablar de una vivencia donde le faltaría la clave de estructuración de esa vivencia,lo que cierra la vivencia, la posibilidad de representación. No hay ninguna representación vivencial sin su correspondiente afecto, positivo, negativo o ambivalente y al contrario, no existe ningún afecto positivo,negativo o ambivalente sin su consiguiente representación. Lo que se daría es una vivencia que se
descompensa por la vía de que no tiene un punto clave, no se cierra. El proceso representativo se cierra sobre lo que el psicoanálisis, en este caso, llamaría un desplazamiento, en el sentido de que sustituye la
representación que le corresponde por aceptar simbólicamente a tomar en su lugar un elemento que es el que sirve de conclusión simbólica.
Estamos hablando de la angustia, ansiedad y su correspondiente sintomatización. Un sujeto y cuando
hablo de sujeto le estamos concediendo su acceso o instalación en un plano de causalidad psíquica, no es
solamente capaz de alucinar determinado tipo de satisfacciones, sino capaz de representarse determinado tipo de cosas, las que fueren. Por definición, a este sujeto no le falta la capacidad en su vivencia de dotarse del lado representativo de esa vivencia. La vivencia es un afecto que tiene una afección interna, positiva, negativa o bivalente a la que se acompaña una representación. En la medida que se hace más comunicable la representación, la parte afectiva se hace más fría. A medida que hacemos una vivencia más comunicable, la
parte expresiva, la parte de afecto se queda más dentro de nosotros; el afecto es lo que más trabajo cuesta
expresar. Cuando hacemos un esfuerzo por simbolizar lo que nos está pasando de alguna manera, tenemos que alejarlo de lo que estamos viviendo. El esfuerzo de objetivación enfría la vivencia. La vivencia comporta
siempre las dos dimensiones: sentirme afectado por algo que me afecta.
El fantasma igual que el imaginario son tipos o clases de vivencia que se definirían por su clase de
representación. El fantasma pertenece al tipo de representación arcaica de la que tenemos experiencia,
generalmente, a través de una figura vinculante con muy pocos componentes que procedan de experiencia
interna o externa. El fantasma tiene mucho más que ver con una figura mítica que puede ser buena, mala o
ambivalente.
Concepto de representación: La representación es lo que sustituye a otra cosa, lo que está en lugar de
otra cosa, lo que representa algo. La representación tiene sentido, otra cosa es tener el código con el que
poderla descifrar. Si nos encontramos con un discurso delirante podemos adoptar dos medidas: decir, ese
discurso es un discurso o decir ese discurso es una representación, es una representación del mundo que está
viviendo, del conflicto que está viviendo ese individuo, de cómo está viviendo su situación, de cómo él está
viviéndose a sí mismo en relación a los otros .
Si un individuo pertenece a otro organismo sin tener autonomía nerviosa central, pertenece a otro
organismo, no ha lugar a su representación autónoma. No está funcionando como individuo psíquico
autónomamente, sino que todo su sistema nervioso esta exclusivamente funcionando como un sistema integral por un sistema nervioso totalizado, por un sistema nervioso central que lo constituye como subtotalidad dentro de la totalidad del organismo materno. Si ese niño nace y el proceso de diferenciación no se da, el orden de
su representación estará dado por la figura vinculante con la que está fusionado. Sería como si no se hubiese
consumado la separación orgánica, porque aunque se haya realizado la separación orgánica no se ha producido el nacimiento psicológico del niño o no se ha producido la maduración cognitiva del niño. Se produce una maduración sensomotriz, sin embargo, esto no explica el desarrollo cognitivo psicológico del bebe, ya que el desarrollo tendrá que ser cognitivo, afectivo, en vínculos, en relaciones en donde él vaya dotándose de una identidad de referencia; es a eso a lo que llamamos subjetividad. Cuando el niño se sitúa a sí mismo como un polo de referencia sobre el que convergen acciones pero del que parten acciones y reacciones, el niño se ha convertido en un ser autónomo, el niño ha realizado el proceso de su madurez cognitiva. El niño estará en condiciones de empezar su proceso de separación.
Representación: Cuando uno se imagina el amiguito, cuando se imagina el coco, cuando uno se
imagina un superman, está representando determinado tipo de figuras. Habrá representación con más o menos circulación social, será mayor o menor el grado de circulación de los símbolos, lo que aluda al carácter sintomático a veces de una expresión o de otra expresión. Por esto, también, los códigos corporales varían ylos síntomas varían de cultura a cultura. Hay culturas donde un síntoma no aparece ¿por qué? Porque esta muy cargado de valor simbólico y entonces no se utilizaría. Un recuerdo es una representación. Un malestar, en lo que tiene de actualidad misma, tiene dos componentes: un componente de afección y un componente de representación. Un estímulo es doloroso o placentero pero al mismo tiempo, un estímulo desencadena según su naturaleza un tipo u otro de representación. No podemos pensar en un símbolo sólo como en un estímulo sin más, sino que un símbolo está cargado semánticamente, está cargado afectivamente, valorativamente, con ideología, etc. Un sujeto que sea independiente, que adquiera su representación con independencia será aquel que pueda conseguir una representación según él.
 CAUSALIDAD PSÍQUICA
“En el comienzo ¿qué fue? El acto. No. ¿La palabra? No.¿El fantasma? No. La secuencia fundamental: el
fantasma, la palabra y el acto.”
Simplificando al extremo, diremos que desde las primeras semanas de la vida, el recuerdo de las
estimulaciones sensitivo-sensoriales asociadas ya a la insatisfacción de la frustración-tensión, ya al fin de la
insatisfacción, se agrupan en el nivel encefálico central en dos constelaciones: el nudo antropógeno específico
displacer y el nudo antropógeno específico placer, los cuales no son otra cosa que acumulación de recuerdos adquiridos. Placer/displacer serían los dos elementos fundamentales de los cuales saldrá el fantasma.
Uniéndose al fantasma, la palabra. Y de la combinación fantasma/palabra y en la articulación de la
satisfacción/insatisfacción, el acto.
“Todo el aparato psíquico humano está sometido originariamente a la omnipotencia del arcaísmo, a
las particularidades específicas del crecimiento y de la organización nerviosa de la primera infancia, y aparece liberándose parcialmente y tomando distancia por medio del juego de las realidades internas y externas que permiten la supervivencia. Toda potencia es arcaica. El arcaísmo es el irracionalismo fundamental: es el placer o el displacer, es la angustia total, es todo lo que es necesario endosar a las mujeres, es esa regresión en donde se desvela el sublime misterio: “majestuosas las diosas truenan en la soledad, alrededor de ellas no hay lugar,
no existe tampoco el tiempo, hablar de ellas es temblar porque ellas son las madres.”
El fantasma es lo primario. El fantasma, un imaginario, un sistema psíquico de imaginario que
especifica el irreductible componente irracional del ser humano. Todo acto está ganado sobre el fantasma,
sobre las ilusiones, sobre los miedos, sobre las culpabilidades pero sin fantasma no hay hombre, solo robot.
Ese arcaísmo primario, ese irracional fundamental, ese placer total, esa angustia total es necesario endosársela a la mujer, a las madres.” Es con dolor que yo desvelo el sublime misterio: majestuosas las diosas truenan en la soledad, alrededor de ellas no hay lugar, no existe tampoco el tiempo, hablar de ellas es temblar porque ellas  son las madres.” Fausto, Goethe.
Sin causalidad psíquica, sin reino de la representación no es posible hablar de hombre. Sin reino de
la representación habrá engramas –estímulos asociados a una reacción-; sin componente mediacional, sin
representación, habrá estímulo asociado a respuesta. Para que haya hombre es necesario el punto intermedio, la representación. Para que haya representación es necesario el fantasma. Llamamos fantasma al movimiento primero alucinatorio, al placer, a la carencia del placer, a la búsqueda del placer, a la búsqueda de la insatisfacción, al fracaso, a los miedos, a las culpabilidades. Es decir, todo lo que establece el proceso de socialización o el proceso de vinculación del niño. En la medida que la culpabilidad es, en sus últimos
elementos, un límite y lo que inhibe el acto y el pensamiento es siempre un acto, el desarrollo segundo de la
psicomotricidad no será ciertamente autosuficiente si no planteamos previamente el hecho de esa culpabilidad, porque culpabilidad es relación del otro, es ley, es separación de la naturaleza. Si no hubiera más que acto, el yo que se desarrolla quedaría sometido pasivamente a las entidades arcaicas intrapsíquicas y a su proyección en el mundo exterior, a las fusiones que se suceden a las disfusiones. Si no hay culpabilidad no hay sentimiento de identidad con lo que el hombre no dispondría de ningún poder, de ningún margen de libertad.
Una situación tal en la que las angustias y los placeres se fundirían, por lo que las virtualidades del acto
voluntario serían incompatibles con la supervivencia.
La ley se escribe para transgredirla, la libertad está precisamente en esto, si no hubiera ley no habría
libertad jamás. Culpabilidad sería, sabiendo que haces mal, lo haces porque quieres hacerlo. Si no supieras
que haces mal, no habría este sentimiento. Pero para ganar su identidad hay cosas que un individuo tiene que
hacer aunque sepa que está mal para sus padres, etc. Si la culpabilidad es muy fuerte inhibe totalmente,
entonces ya no se actúa. El sujeto se paraliza y no puede ganar la propia identidad. La ley pueden ser las
expectativas que tu familia tenga para ti, por lo cual te obliga a una serie de estudios, te obliga a una serie de
amigos, te obliga a unas relaciones y puede ser una sola ley: las expectativas ya marcadas. La casa liberal sería la casa de la ocultación.
“Es preciso por tanto, y es elemento que se constata universalmente, que existen mediaciones
temporales y parciales que permiten el cumplimiento de un montón de actos voluntarios, vitalmente
necesarios sin que, sin embargo, el sujeto tenga bajo la mirada de inmediato el conocimiento de esas entidades arcaicas, todo potentes, sin que para él se abra ese agujero que conduce a una intolerable angustia de aniquilamiento, a una devoración del yo por la madre mala, reflejo inverso de los fantasmas agresivos del bebe y del niño pequeño. Distanciaciones y mediaciones que aseguran los ritos propiciatorios, las ceremonias expiatorias, las operaciones mágicas y, a un grado más elevado, las diversas religiones. Tradicionalmente, en las sociedades occidentales iba de que si el rol de mediador, del tercero, lo jugaba siempre el padre. La teoría freudiana no hacía más que recoger esto de la teoría ambiente. Recientemente otro psicoanalista se preguntaba, ¿de dónde viene el padre? Esta es la pregunta clave. Ese padre, es evidente que no se trata del padre biológico, sino del padre psíquico, inscrito en el psiquismo y suficientemente investido como para hacer peso con esas potentes imágenes arcaicas maternalizadas, que son las inevitables. Diríamos que, además, si podemos considerar que la necesidad casi básica, la necesidad de la que se va a originar las satisfacciones y las insatisfacciones va a ser el hambre, el pecho es un objeto casi, casi privilegiado. Si el pecho frustra, el niño
no tiene alimento, no tiene satisfacción, no consigue alimentarse adecuadamente, no consigue un nivel de
comodidad, no consigue el nivel de seguridad que le da el sueño, el bienestar que puede experimentar cuando está lleno, el bienestar que siente cuando está limpio, el bienestar que experimenta cuando se le cambia de
posición, cuando se le acuna, el placer que siente cuando se le ha llenado de alimento y además juguetea con
lo que está succionando. Tendremos que va a asociar todo un conjunto de experiencias displacenteras a un
objeto principal. Sin ir a niveles superiores ya tendríamos una primera metaforizacón de lo que podría
significar el pecho malo en Melanie Klein. El pecho malo es un objeto parcial en torno al cual el niño va
constituyendo sus primeros niveles de organización psíquica con una serie de contenidos variables, cuya
cualidad tiene un tono: el displacer, la desarmonía, el desafecto,, la inseguridad, el pánico, el terror, etc. De
ahí, va a derivar todo un conjunto de imágenes de inseguridad permanente. Es decir, del exterior, con el
contacto primero que tiene con el elemento que le sirve de punto de referencia para el exterior, va a derivar
que del exterior proceda absolutamente toda amenaza. Con lo que nos encontramos con un niño en el que toda
su simbólica fundamental va a estar, toda ella, teñida de angustia. Todas sus sucesivas integraciones
posteriores van a hacer que prevalezca el sentimiento de terror ante el mundo exterior puesto que de él recibe,
permanentemente, insatisfacción, y por tanto cualquier índice que provenga de ese exterior va a ser un índice
de amenaza para él.
Si del exterior va recibiendo una serie de estímulos de satisfacción, ese niño no se va a encerrar en el
interior. Ese niño, claro que alucinará con sus sueños, sin embargo va a tener un juego interior-exterior, en la
misma medida en que el exterior le seguriza, en que el contacto con el exterior no va a ser permanentemente
de frustración sino que es una vía de consecución de satisfacciones. De aquí el que el contacto con el exterior
no sea visto, no sea vivido siempre como un permanente foco de tensión, de inseguridad, de terror, de angustia.
Si, por otro lado, la madre, va logrando, va dando de alguna manera significación a los pequeños actos, a las
pequeñas integraciones del niño y de ahí, la importancia del agente socializador –la madre con capacidad de
ensoñación, la madre que es capaz de ir adelantándose al tiempo de maduración de su hijo-. Como a otro nivel,
cuando el niño llega al nivel del estadío del espejo; él sensomotoramente no ha alcanzado todavía un esquema
corporal completo porque todavía quedan muchos circuitos sensoriales sin integrar; mecanismos sensitivos y
sus correspondencias motoras no están armónicamente unidos. Todavía no hay una totalización de la
recepción de sus estímulos, la organización de los estímulos y su traducción a respuestas, sino que hay
recepción parcial de estímulos con lo que la respuesta sigue siendo parcial. El niño va adquiriendo dos
elementos, hay dos elementos que son distintos:
El esquema corporal: El individuo jamás es consciente de él. El esquema corporal se actúa. Cuando a un individuo le pedimos que actúe con plastilina o con una materia prima, estamos viendo el esquema corporal
que tiene pero del que no es consciente. El esquema corporal es dos ejes de dominio espacio-temporal, es la
disposición sensitivo-motora del cuerpo. Es el dominio del espacio y del tiempo, el dominio del sistema de
relaciones. Esto no se corresponde exactamente con la imagen corporal.
La imagen corporal sí es un concepto que tenemos cada uno de nosotros en donde influyen los valores
culturales, los valores del grupo, las experiencias que uno pueda tener. La imagen nunca corresponde con el
esquema corporal.
El niño, por definición, cuando está entre los 6 y 18 meses es todavía un animalito que a nivel corporal
todavía no está estabilizado en cuanto organización, entonces, ¿qué importancia tiene el espejo? La
importancia que tiene el espejo es que el niño obtiene por primera vez un sucedáneo de totalidad. Al ver el
espejo, ve una totalidad. Es como si, de pronto, él tuviera medios cognitivos que le permitieran hacer una
percepción cognitiva integra de un objeto de su entorno totalizado, el niño se adelanta a la maduración. De
nuevo nos volvemos a meter en el mismo tema de lo imaginario.
Hemos partido y hemos dicho: en el nacimiento, lo imaginario, en otros momentos del desarrollo, lo
imaginario. En otros momentos volveremos a actuar por lo imaginario; cuando estamos en la calle, lo
imaginario. Permanentemente nos estamos moviendo en la vida por medio de esquemas prefabricados que son los que nos dan la medida de las cosas, la organización de las cosas. Desde las primeras semanas el recuerdo asociado a la insatisfacción-tensión (hambre ) o tensión muscular se agrupan al nivel encefálico central en dos onstelaciones : nudo antropógeno del placer y el nudo antropógeno del displacer, los cuales son acumulaciones de recuerdos adquiridos, A partir de ahí vamos a ir asociando por cadena. Aquí está el registro, sino cómo podemos explicar la presencia del “miembro fantasma”, cómo podemos explicar el recuerdo. En la
presencia del “miembro fantasma” hay una lenta asimilación del esquema corporal, un problema de tipo
experiencia.
Lo que nombras existe y en tanto que existe, deja de tener esa carga terrorífica. El problema en toda
su magnitud es lo que no se puede nombrar, porque frente a lo que no se puede nombrar está la negación del sujeto. En la tortura se lleva a un individuo a una situación tal en la que sea imposible nombrar, con lo que el
individuo pierde su consistencia. Mientras que el individuo tenga para odiar, para nombrar, vive, existe, es una identidad psicológica. La eficacia de una situación de privación sensorial es que te deja sin capacidad para manejarte como sujeto. Mucha gente se salva de la psicosis auténtica por la capacidad imaginativa, por la capacidad de inventarse vidas, y sólo así, se salva. Y sólo así es posible que un individuo se salve de una
situación terrorífica, inventándose vidas porque la que tiene no es vivible.

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