"La felicidad es un pájaro azul que una tarde
se nos posó en la palma caliente de la mano,
y nos dejó como la huella de un paraíso perdido
que nunca nadie alcanzó y con el que todos,
que nunca nadie alcanzó y con el que todos,
en algún momento, dormidos
o en estado de vigilia, soñamos"
El presente documento pretende ahondar en la temática de calidad de
vida poniendo énfasis en el carácter subjetivo
del concepto,
es decir, la importancia de las diferencias personales que se encuentran
influidas directamente por la cultura,
la historia,
la temporalidad. En otras palabras, las variables del
entorno que repercuten en nuestra espiritualidad.
Para lograr lo mencionado, se ha realizado un análisis teórico
de los planteamientos de diversos investigadores/as con el fin de hacer una integración del
concepto de calidad de vida siempre considerado desde el punto de vista de la
subjetividad.
A lo largo de la historia distintos grupos de
pensadores y pensadoras (filósofos/as,
científicos/as, etc), han tenido en sus discursos y
estudios muy presente la inquietud de saber y de explicar el
estado de felicidad. Al terminar el siglo pasado y a comienzo de éste,
se abrió paso a los estudios acerca de Calidad de Vida, concepto que se define
muy bien como "bienestar subjetivo".
Para comenzar a abordar el tema de calidad
de vida, se quisiera recalcar la importancia que tiene el carácter
subjetivo de éste. Y para ello nos basaremos en la siguiente definición de
subjetivo: "Perteneciente o relativo al sujeto, considerado en oposición
al mundo externo. Relativo a nuestro modo de pensar o de sentir, y no al objeto
en sí mismo".
En las personas, la forma de sentir o pensar acerca de algo
esta influido directamente por los factores del entorno, en especial, la
cultura. De esta manera, si se gratifica el proceso,
las personas (definidas como seres sociales) se transforman en la intersección
de éstos factores, es decir, "nosotros, los seres humanos operamos en
nuestra vida en muchos y diferentes dominios de realidad, los cuales como
diferentes redes de
conversaciones y explicaciones se intersectan en nuestros cuerpos. En otras
palabras, el ego es un modo dinámico en un espacio multidimensional de identidades
humanas, y el yo – el humano individual – es la corporalidad que realiza la
intersección de las redes de conversaciones que constituyen el ego". Si se
le da otra lectura a
éste planteamiento, se puede decir que sostiene que los seres humanos poseen
encapsulada cierta forma de sentir y pensar (nuestra subjetividad), es decir,
el propio vivenciar subjetivo se ve limitado por la cultura en la que se está
inserto, de esta manera, si una mujer Africana
está a punto de contraer matrimonio no
va a sentir y pensar lo mismo acerca del matrimonio que una mujer Chilena que
esté en la misma situación, simplemente porque son dos personas distintas que
se construyeron en lugares distintos, con características distintas, con
representaciones sociales distintas y rituales distintos de matrimonio.
De acuerdo a lo anterior, si se está determinado por la
cultura en la que se esté inserto, podría pensarse que la calidad de vida se
daría igual para las distintas culturas y entonces pudiera definirse el
concepto abordando los distintos factores de cada cultura, pero no basta con
eso. Hay un espacio en el medio de las intersecciones de factores que influyen
en el accionar como la tan mencionada cultura, la historia personal, la
ubicación sociocultural y geográfica en donde se nace, etc. y ese espacio es lo
que le da a cada persona su
manera de sentir la vida, sus expectativas, sus metas, sus deseos, su sentido
de vida, etc y que se relaciona directamente con la libertad (siempre
entendiéndola como limitada por los factores del entorno). "La libertad,
rectamente comprendida es un cumplimiento por la persona de la ordenada
secuencia de eventos de
su vida. La persona libre se mueve voluntaria, libre y responsablemente para
desempeñar su importante papel en un mundo cuyos eventos determinados pasan por
él y por su elección y voluntad espontánea" . Es ésta libertad la que
diferencia el ser de cada persona, ese espacio que queda en el corazón y
que está intersectado por muchos factores es lo que hace elegir cosas
distintas, en otras palabras es la subjetividad propia.
Desde esta perspectiva, no se puede hablar de calidad de
vida sin considerar las diferencias individuales, sin considerar la importancia
de lo subjetivo que rodea a ésta y lo más importante sin olvidar que se está
hablando de la felicidad de las personas.
Como se mencionó anteriormente, muchas personas han
intentado teorizar acerca del concepto de calidad de vida, y la forma en que
las personas la alcanzarían. Estas teorías,
por lo general, se encuentran sesgadas por la visión o enfoque al que se
encuentra adscrito quien la plantea, por lo tanto, presentan limitaciones en
sus conceptos. En este sentido, es interesante preguntarse qué tanto tienen en
consideración la subjetividad, las diferencias personales y la espiritualidad
(tales como las vivencias, experiencias, estilos de crianza, lugar de nacimiento,
entre otros) al momento de definir el concepto de calidad de vida y bienestar
subjetivo. Estos factores cumplen un rol fundamental en lo que la persona va a
entender o va a buscar para su bienestar subjetivo o calidad de vida y cómo
enfrentarán las adversidades.
Si bien en el último tiempo se
ha avanzado hacia una concepción post material en lo que se refiere a las
formas en que las personas obtendrían bienestar subjetivo, aún se manejan
teorías que no abordan los aspectos más espirituales y subjetivos por medio de
las cuales se comprende el mundo y se construye la realidad.
Es comprensible que cuando se trata de organismos que desean
implantar políticas o
mediciones de calidad de vida dentro de alguna población (por
ejemplo, la OMS), sea necesario operacionalizar el concepto en elementos más
"objetivos"
u observables y que se hace más difícil abocarse a elementos más individuales o
subjetivos. En este sentido, Wilson ha sido acertado en lo que se refiere al
planteamiento de necesidades centrales dentro de las diferentes culturas, como
por ejemplo la alimentación,
las que podrían utilizarse en este sentido. Pero también cada persona
encontrará la forma de utilizar los satisfactores y de suplir sus necesidades.
Observando las teorías que existen sobre calidad de vida,
Diener ha sido uno de los que más ha considerado los aspectos subjetivos y
personales dentro de sus planteamientos. Algunos de los aspectos que ha tomado
en cuenta se encuentran la cultura, la separación de aspectos cognitivos y
afectivos y deja el espacio para una evaluación personal
dentro de su concepción de calidad de vida. En cuanto a las teorías planteadas
por Diener, las que se conocen como "arriba – abajo" y "abajo –
arriba", se consideras rescatable -desde la postura de las autoras del
artículo- el espacio que deja abierto para considerar una reflexión y lectura
propia de la persona sobre las situaciones, podría entonces considerarlas como
satisfactorias o insatisfactorias de acuerdo a su valoración subjetiva. Desde
este punto de vista, para las personas no es la situación en sí misma la que
provocaría satisfacción, sino la evaluación personal de ésta. En otro ámbito
pero dentro de estas mismas teorías, de la que se conoce como "abajo –
arriba" se considera rescatable la referencia a las pequeñas felicidades
que se pueden experimentar a diario, la conciencia de
que se puede ser felices en todo momento y no ver la felicidad sólo como una
meta a largo plazo
Otra teoría planteada
por Diener que considera aspectos subjetivos y personales es la que se conoce
como teoría teleológica o finalista. Esta que reconoce el bienestar subjetivo
como posible de alcanzar por medio del establecimiento, acercamiento y
cumplimiento de las propias metas. Dentro de esta teoría Diener presenta entre
los factores relevantes al contexto o cultura. En esta consideración es posible
apreciar un acercamiento a lo subjetivo y las diferencias personales dentro del
concepto calidad de vida. Al plantear que no todas las metas producirán
bienestar subjetivo, Diener está considerando la acción de
la propia persona en la consecución de éste, ya que no sería la meta en
sí la que haría que la persona lo alcanzara, sino la elaboración de las propias
capacidades, de las posibilidades de alcanzar las metas, de la valoración de la sociedad,
etc.
En las sociedades actuales
existe una tendencia a sentir temor a vivir el día a día, a mirar hacia delante
y no ver nada. Al plantear metas se hace real el futuro, lo que permite, de
alguna forma apaciguar la ansiedad que ello produce, mejorando la calidad de
vida y obteniendo bienestar subjetivo.
Dentro de las teorías cognitivas, es la de comparación
social la que mejor plantea aspectos subjetivos en el concepto de calidad de
vida. Esta teoría es bastante real, en el sentido que dentro de las sociedades
la comparación existe en la mayoría de los ámbitos. En cuanto a la
subjetividad, se plantea que la comprensión de comparación es parte de las
elaboraciones de la persona; la forma en que construye el mundo le va a dar a
entender las pautas por las cuales debe recibir la información que
le entregan las demás personas; de acuerdo a la imagen que
tenga de sí misma va a compararse con realidades "mejores" o
"peores". Todo esto dependerá de la propia concepción de su realidad,
de su vida personal, de sus vivencias, etc. Por último, es necesario una observación de
la propia vida y de la propia realidad para llegar a una conclusión luego de
hacer una comparación con otras personas o grupos, lo cual es parte de un proceso
evidentemente subjetivo, ya sea cognitivo o emocional. A partir de esto, de las
comparaciones, la persona considerará el propio bienestar subjetivo o calidad
de vida.
Esta teoría plantea también la imposibilidad de que la
persona logre bienestar subjetivo si sus cercanos significativos no lo poseen o
no se encuentran bien. En esto se encuentran involucrados factores emocionales,
por lo tanto, subjetivos.
En cuanto a las teorías que no consideran la subjetividad
dentro de sus planteamientos, se cree que la teoría de la actividad es una de
ellas, ya que es demasiado amplia en su concepción, en el sentido que no
especifica qué se entenderá por actividad, o si existe elaboración por parte de
la persona al momento de realizar la actividad. Es posible deducir que sería la
actividad por sí misma la que otorgaría bienestar subjetivo, sólo realizándola
se obtendría. En base a esto se considera que es bastante reduccionista y deja
de lado elementos relevantes al momento de hablar de personas que se encuentran
insertas en una sociedad, entre éstos, los factores personales, las diferentes
concepciones de actividad, las historias de cada persona, es decir, los
componentes que conforman la subjetividad de la persona.
Siempre desde el eje de la subjetividad, el hecho de
entender conceptualmente "calidad de vida", se requiere comprender
que, al concebirse: "vida" se hace referencia a una forma de
existencia superior a lo físico únicamente puesto que se debería considerar el
ámbito de relaciones sociales del individuo,
sus posibilidades de acceso a los bienes culturales,
su entorno ecológico-ambiental, los riesgos a
que se encuentra sometida su salud física y
psíquica, entre otros elementos; en otras palabras, además de sus nexos con los
demás en la esfera social y comunitaria, trasciende a su individualidad. Pues
bien, por lo tanto, "Calidad de Vida es un concepto relativo que depende
de cada grupo social
y de lo que éste defina como su situación ideal de bienestar por su acceso a un
conjunto de bienes y servicios,
así como al ejercicio de sus derechos y al respeto de
sus valores";
es así como cada grupo social identifica las tendencias en materia de
bienestar, por ello se hace preciso diferenciar los diversos modos de vida,
aspiraciones e ideales, éticas e idiosincrasias de los conjuntos sociales,
para distinguir los diferentes eslabones y magnitudes, pudiendo así dimensionar
mejor las respectivas variaciones entre unos y otros sectores de la comunidad,
por citar un ejemplo, en el caso de las sociedades que ya han resuelto sus
necesidades básicas, en términos de bienes y servicios, sus objetivos de
bienestar se orientan más hacia la realización personal familiar y profesional
del grupo social, es decir, dada la existencia de sociedades más desarrolladas
que otras, los estándares de bienestar son diferentes y así las definiciones de
calidad de vida. Y tal como plantea Blanco (1988) Los
valores, apetencias e idearios varían notoriamente en el tiempo y al
interior de las esferas y estratos que conforman las estructuras sociales.
La calidad de vida estaría además construida histórica y culturalmente con
valores sujetos a las variables de tiempo, espacio e imaginarios, con los
particulares grados y alcances de desarrollo de
cada época y sociedad, y su consecuente forma particular de mirar el mundo:
Subjetividad. Explicado de otra manera, sería utópico aspirar a la unificación
de un único criterio de calidad de vida.
Desde lo anterior, el concepto calidad de vida es
considerado como subjetivo y que a través de todo el mundo la calidad de vida
varía en la cultura en la cual se enmarque, en el espacio y en el tiempo.
Gallopin (1980), menciona que precisamente el punto central depende de la
situación, y que el conjunto de las variables ambientales más pertinentes puede
y debe ser diferente en diversos contextos. Lo que en un medio
ambiente determinado es positivo o negativo, dentro de ciertos limites
extremos inferiores y superiores, puede cambiar mucho según las distintas
situaciones y, salvo en el caso de variables como las que influyen en la salud
humana (que es una tendencia objetiva de la calidad de la vida), resulta casi
imposible ordenar la calidad del medio ambiente sobre
una base universal.
No obstante, existen tendencias -por así llamarlos- que se
consideran como básicas para poder evaluar
una vida como poseedora de calidad o bien tendencias objetivas, estas son
fundamentalmente la satisfacción de las necesidades básicas tal y como lo
planteó Maslow,
y ello queda en evidencia si se le pregunta a una persona qué es calidad de
vida, muchos lo relacionan con el acceso a un trabajo digno
y bien remunerado que les permita acceder a bienes y servicios básicos como
vivienda, educación,
salud y nutrición, servicios
públicos, movilidad vial, recreación, seguridad,
entre muchos otros.
La evaluación del concepto presenta una situación parecida.
Para algunos autores los enfoques de investigación de
este concepto son variados, pero podrían englobarse en dos tipos: Enfoques
cuantitativos, cuyo propósito es operacionalizar la Calidad de Vida. Para ello,
han estudiado diferentes tendencias: Sociales (se refieren a condiciones
externas relacionadas con el entorno como la salud, el bienestar social, la amistad, el
estándar de vida, la educación, la
seguridad pública, el ocio, el vecindario, la vivienda, etc); Psicológicos
(miden las reacciones subjetivas del individuo a la presencia o ausencia de
determinadas experiencias vitales); y Ecológicos (miden el ajuste entre los recursos del
sujeto y las demandas del ambiente) y, Enfoques cualitativos que adoptan una
postura de escucha y atención a
la persona mientras relata sus experiencias, desafíos y problemas y
cómo los servicios sociales pueden apoyarles eficazmente.
A lo largo del tiempo, el concepto de Calidad de Vida ha
sido definido como la calidad de las condiciones de vida de una persona, como
la satisfacción experimentada por la persona con dichas condiciones vitales,
como la combinación de componentes objetivos y subjetivos, es decir, Calidad de
Vida definida como la calidad de las condiciones de vida de una persona junto a
la satisfacción que ésta experimenta, y, por último, como la combinación de las
condiciones de vida y la satisfacción personal ponderadas por la escala de
valores, aspiraciones y expectativas personales, no obstante, se estarían
omitiendo aspectos que intervienen directamente con la forma de interpretar o
no las situaciones como positivas o no, es decir, aspectos que influyen la
escala de valores y las expectativas de la personas: la cultura.
Adicionando a las concepciones anteriores el aspecto
cultural, se propone el siguiente modelo de
calidad de vida (ver figura 1): considerando a priori que ya existe cobertura
de ciertas necesidades básicas para la sobre vivencia del ser humano, ya que si
ellas no se encuentran cubiertas no puede ascenderse o construir. Pues bien, Se
concibe al ser humano inmerso dentro de sociedad enmarcada en un lugar
determinado (físico e histórico) y una cultura que ha adquirido mediante socialización;
ambos elementos regulan e incluso limitan -si bien no de forma terminante- las
concepciones de mundo del sujeto. Desde esta arista, el sujeto se ubica para
evaluar más o menos conciente lo que le acontece y, sin duda, no es sencillo,
puesto que aquel proceso se encuentra mediado por una cantidad de factores
anexos a los globales antes mencionados, por nombrar algunos: el nivel
evolutivo, la comparación con otros, su historia personal, el momento actual,
las expectativas futuras, etc. Todo ello se conjuga y permiten que el sujeto a
cada momento de la vida, la conciba de cierta forma, y la vivencie acorde a
dicha evaluación. Por último, si bien se ha planteado calidad de vida desde una
evaluación mediada por una multiplicidad de factores, no podemos obviar las
características personales, el estado que se adiciona al resto de los factores
antes mencionados complejizando más aun este proceso, desde aquí recatamos la
subjetividad, esta forma de concebir el mundo tan particular como humanos
existen en la
Tierra, que a la vez está mediada por el proceso de socialización y la
cultura en la cual se desenvuelve y lo
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