viernes, 4 de mayo de 2012

VALORES HUMANOS


VALORES HUMANOS, SON DE ALTA RENTABILIDAD

Mucha gente ya se ha dado cuenta que invirtiendo en la Bolsa de Valores, por muy alto que sea el beneficio, no consigue uno la felicidad que supuestamente debía uno tener al disfrutar de casi todas las comodidades. Por ello, tenemos que seguir invirtiendo en Valores, pero debemos escoger otra clase de valores, que por supuesto nos den beneficios, y a ser posible más rentables que en la Bolsa. Me refiero a los Valores Humanos. Ya se que están devaluados, y por ser un producto que casi nadie usa en la actualidad, los inversores no confían en los pronósticos. Las expectativas son inciertas, pero mi “agente de bolsa” me ha dicho que van a empezar a subir de forma imparable. Yo me fío de él, pues estoy seguro de que cuando se empiecen a usar, serán de primera necesidad, incluso llegarán a crear algunas adicciones, los médicos dicen que no se corre peligro, incluso que pueden mejorar la salud.
Quizá uno de los primeros sea el que tengas conciencia de que tienes un gran Valor, tanto para ti como para los demás.
Eres un pieza importante e insustituible para el equilibrio de la humanidad, por ello tienes que respetarte y respetar, y ayudar a los demás para que todos estemos en el sitio adecuado, haciendo lo que tenemos que hacer en armonía con el todo. 
VALORES HUMANOS
Está muy de moda el nombrar los valores humanos. En casi todas las tertulias de radio, televisión, las relacionadas con la educación de los jóvenes y muchas conversaciones cotidianas, aparece la mención a que hay que incrementar los valores humanos. Y parece ser que todos estamos de acuerdo, pero en realidad ¿Sabemos de qué estamos hablando? ¿Conocemos todos los valores humanos? A mi me recuerda a cuando se habla del amor, con el amor todo se arregla, pero ¿Sabemos lo que es el amor?
Voy a intentar enumerar algunos de estos valores, que aunque el hombre parece tenerlos muy escondidos, los posee y es capaz de desarrollarlos.
Los valores son unas virtudes o apelativos, que poseerlos y practicarlos, hace al hombre más humano y le ayuda en su evolución, tanto personalmente, como al grupo que pertenece, que puede ser su barrio, su país, o su especie, la humanidad.
Se podrían agrupar en grandes rasgos como pueden ser: el bien, la verdad, la belleza, la felicidad, la virtud. Pero voy a intentar detallar un poco más de forma que podamos verlo más claro. A continuación detallo una lista de valores, a la que se podrían añadir más, y que voy a definir muy escuetamente.
Pulcritud, tener las cosas ordenadas y tener una apariencia personal aceptable.
Puntualidad, respetar el tiempo propio y de los demás.
Coherencia, actuar de acuerdo a una línea personal.
Constancia, nos permite finalizar nuestros proyectos.
Diversión creativa, lo que nos ayuda a seguir avanzando.
Aprender, ser conscientes de que aprender cosas nuevas es una de las vitales de la vida.
Humildad, nos hace capaces para considerar y aprovechar las experiencias de otros, para enriquecernos personalmente. no intentes ser el mejor, o mejor que, solamente se quien tienes que ser.
Empatizar y no rivalizar, entra en sintonía con las personas y las cosas, quita las barreras.
Sensibilidad, que podría ser la capacidad de escuchar nuestros sentimientos y sutilezas en la vida cotidiana.
Valorar a los demás haciendo criticas constructivas, con el fin de mejorarle y mejorar nuestro entorno.
Comunicación, esforzarnos por tener comunicación con los demás.
Compasión, intentar comprender y compartir los problemas y circunstancia ajenas.
Voluntad, que es la capacidad de hacer lo que sientes superando las dificultades y la vagancia.
Serenidad, que nos hace conservar la calma ante problemas o contrariedades y nos hace ser amables con los demás.
Paciencia, esperar con calma a que llegue el momento oportuno.
Sencillez, no esforzarnos por aparentar, siempre se ha admirado las personas sencillas.
Amistad, fomentar la amistad con otros y cuidar las amistades que tenemos.
Respeto y tolerancia, “no ames al prójimo como a ti mismo, ámale como es”. Es decir, respeta las diferentes formas de vida.
Alegría, intentar conectar con este sentimiento, que a veces es difícil.
Gratitud, agradecer a los demás las pequeñas cosas, e incluso agradecer a la vida por lo que somos.
Sinceridad, es fundamental para tener una vida social sana.
Generosidad, que no es simplemente dar limosna a un pobre, es también dar cosas que no se pueden comprar en un supermercado.
Honestidad, que engloba una serie de cualidades personales a las cuales todos querríamos tener y que tuvieran nuestros semejantes.
Solidaridad, sentirse unido con los demás, y no solo cuando hay terremotos o desgracias, es sentirse unido a todos y dispuesto a la cooperación.
Fidelidad, es fundamental para compartir la vida con alguien.
Sociabilidad, aumentar la capacidad de desenvolverse en diferentes ambientes.
Prudencia, es la capacidad de actuar considerando todos los factores posibles.
Autodominio, no dejarnos llevar por el carácter, que puede hacernos cómodos y abusar de el con personas más débiles.
Objetividad, tenemos que esforzarnos en ver el mundo como es, sin ponerle nuestras apreciaciones personales.
Ecología, esforzarnos por proteger el medio ambiente y nuestra propia forma de vida, pues estamos incluidos en el mismo lugar que se llama Planeta Tierra.
Sacrificio, es la capacidad de superar las dificultades con algo de esfuerzo.
Optimismo, nos ayuda emprender nuevas facetas, aun teniendo algunas dificultades en el presente.
Flexibilidad, adaptarse a las circunstancia para mejorar la convivencia con los demás.
Sobriedad, administrar nuestro tiempo y recursos conforme a un criterio, sin que suponga despilfarro ni ostentación.
Superación, nos empuja a alcanzar metas mas altas, lo que implica: planificación, esfuerzo y trabajo continuo.
Autoestima, es aceptarse uno como es y a partir de este punto hacer un proyecto de vida para conseguir ser lo que los sentimientos le indican. No es la capacidad de sobresalir por encima de los demás para alcanzar cualquier mete a costa de lo que sea.
Compromiso, es sacar adelante todo lo que hemos aceptado, superando la comodidad, la pereza, e incluso el egoísmo.
Responsabilidad, es cumplir con lo prometido, es un síntoma de madurez. Las personas responsables son muy valoradas.
Bondad, es una inclinación natural de hacer el bien.
Lealtad, es un compromiso de defender lo que creemos y en quien creemos.
Confianza, nos relaja el saber que podemos confiar en otros y poder ayudar a otros a que la tengan, con nuestro consejo y con nuestra integridad.
Paz, tenemos buscar la concordia y no ser de esas personas que a todo le ven doble sentido y están en conflicto constante.
Perdón, el resentimiento y el rencor con la causa de bloqueos y desarmonía, el perdón evita estos problemas.
Perseverancia, es el esfuerzo continuo encaminado a obtener una meta.
Valentía, nos hace superar ciertas barreras o temores, que no tienen por qué ser heroicos.
Valorar la familia como núcleo o célula creadora de la sociedad.
En la actualidad hay una gran crisis de valores, pues ¿Cuales son los valores familiares? Después de varios estudios, los resultados son asombrosos: No hay unidad en ninguna parte, los valores son diferentes de país a país, de región a región, de estado a estado, de ciudad a ciudad y lamentablemente de familia a familia, dentro de una misma familia se perciben esquemas diferentes de valores.
Esto nos hace pensar que sería necesario definir a nivel mundial cuales son los valores con los que queremos vivir, definir unos pocos y por último, enseñarlos en todas las escuelas, que es donde se imparten conocimientos universales y a todos por igual, lo mismo que se enseñan matemáticas o geografía, que dos más dos son cuatro en cualquier país. Pues aunque en la actualidad se responsabiliza a las familias de la educación, es imposible llegar a una coherencia, pues según los estudios, cada uno tiene unos valores diferentes, que incluso se contraponen a los de otras familias cuando convivimos. Esto ocasiona grandes problemas de convivencia, que empiezan en el colegio, los profesores se vuelven locos, tanto con los niños como con los padres.
En resumen es primordial definir los Valores Humanos, promulgarlos y enseñarlos en todos los colegios, obligando a su cumplimiento. Y añadiría, que se den tanta publicidad como a los Derechos Humanos, hemos visto que una sociedad de derechos regalados no funciona demasiado bien, considero tenemos que cambiarlo por Deberes Humanos, es lo mismo, pero desde otro punto de vista.
Si tienes el deber de estudiar, respetar o ayudar, tu mente te impulsa a hacerlo, pero si te dan el derecho a estudiar, que te respeten o ayuden estudias si te apetece, respetas y ayudas si te obligan. Por eso los estudiantes no estudian aunque se lo des gratis, para que respeten hay que llamar a la policía, porque al que no le respetan dice que tiene derecho, y para que te ayuden hay que reclamarlo.
Por tanto considero que es mejor educar en los deberes que en los derechos.



COMO ENFRENTAR A PERSONAS TOXICAS


Hay algunas personas que realmente pueden hacer que tú te enfermes.
¿Hay alguien en tu vida -un pariente, un jefe, un amigo, un amante o incluso un cónyuge- que te pone loco? ¿Hay personas que te hacen sentir inadecuado, indigno, o simplemente miserable?

Si hay alguien que no te apoya ni te desea lo mejor, entonces tienes una "persona tóxico" en tu vida.

¿Reconoces alguno de estos terrores tóxicos: El oportunista, el controlador, el entrometido, el sabelotodo, el narcisista yo-yo-yo, el instigador, el calculador , el mentiroso? De todo esto ha escrito la  norteamericana Lillian Glass en su  superventas "Toxic People" donde brinda consejos para saber qué hacer y cómo hacer para librarnos de todas esas personas tóxicas que a  tratan de envenenarnos la vida.




Personas tóxicas

Los celos, el ansia de éxito y el amor de los demás en exclusiva, están en el origen de los vínculos dañinos. Hay seres tóxicos capaces de infectarnos con su negatividad, pero también antídotos y técnicas para librarse de quienes nos amargan la vida e impiden crecer. Hay personas en nuestro entorno familiar, laboral o social, cuyos comentarios y actitudes nos complican la existencia.


Gente peligrosa para nuestra salud mental, emocional y física, a quienes conviene mantener alejados, o al menos a raya, si no tenemos más remedio que convivir o coincidir con esas personas tóxicas. Cualquiera que nos aflige con su actitud hacia nosotros, que no nos deja crecer, que no se muestra contento con nuestros éxitos y que pone barreras a nuestros esfuerzos para ser más felices, puede considerarse una persona tóxica para nuestra vida, aunque para cualquier otro individuo pueda resultar inofensiva.

Para la psicóloga estadounidense Lillian Glass, la raíz de toda toxicidad en las relaciones humanas son los celos. ¿Por qué algunas personas cercanas, queridas o amigas, nos hieren, se enfadan con nosotros, tratan de vencernos, buscan disgustarnos o intentan dañarnos con frases sarcásticas o respuestas que desaniman o al alegrarse falsamente de nuestra felicidad o éxito?

¿Por qué nos hacen críticas destructivas?, ?Debido a los celos y su concomitante envidia?, señala Glass, para quien el descontento y los sentimientos de insuficiencia provocan el ansia de posesión, del éxito y del amor de otras personas, así como el deseo de tenerlas para uno mismo, en exclusividad.

Caldo de cultivo: Los Celos

La frustración de otras personas que nos ven como ganadores y se consideran a sí mismas como perdedoras, las impulsa a golpearnos mental y verbalmente, y a veces incluso mediante la violencia física. También les lleva a involucrarnos en juegos molestos, palabras crueles y comportamientos sucios.
Los celos o la falta de amor propio son la razón de muchos comportamientos negativos hacia nosotros, pero también la causa encubierta de conductas similares de nosotros hacia los demás.

La doctora Lillian Glass, sugiere emplear ciertas técnicas para que los ataques emocionales de la gente tóxica no repercutan sobre nuestra salud física y mental. Para la experta, esto es una cuestión de supervivencia, porque buena parte del bienestar y éxito en nuestra vida dependen de que se mantenga nuestra fortaleza psicológica y emocional.

A veces, para contrarrestar la toxicidad ajena o intentar que no nos afecte, se recurre al consumo de drogas, tranquilizantes o a la alimentación compulsiva. Pero ello sólo es una forma de autodestrucción inconsciente, que sólo ocasiona que esa situación negativa se agudice cuando han pasado los efectos en apariencia placenteros de esos métodos para huir de la realidad.

Tampoco hay que responder con la violencia física, ya que las agresiones a los individuos tóxicos sólo consiguen convertir en víctimas a quienes en realidad son los verdaderos agresores, lo cual realimenta su papel negativo en nuestra existencia: es como intentar apagar un incendio echándole más combustible.

La amenaza en casa

Cuando las personas tóxicas forman parte de la propia familia, pueden plantear un verdadero problema psicológico, debido a la continuidad de la convivencia y el vínculo. Si están en el trabajo, pueden poner en riesgo nuestra continuidad laboral, debido a que se resiente nuestro rendimiento a los continuos conflictos.

Ya sean nuestros padres, hijos o cónyuges, nuestros jefes o compañeros de trabajo, a las personas tóxicas hay que aprender a tratarlas, para que no trastornen nuestro equilibrio vital. Según la investigadora Lillian Glass, la fórmula magistral para desintoxicar nuestras relaciones consiste en comunicarse para afrontar lo que nos molesta del otro y decirlo sin tapujos.

Si tiene un jefe, amigo o familiar que le hace sentir inferior. Si su madre, padre o ambos le han regañado a lo largo de toda la vida. Si está en contacto con un médico, profesor o cliente que le insulta o simplemente le pone enfermo. Si mantiene algunas de éstas u otras relaciones tóxicas, necesita sobrevivir a ellas.

Para conseguir una convivencia tranquila y feliz, la experta sugiere aplicar una serie de antídotos contra la negatividad. Una solución consiste en mantener el sentido del humor. Relajar las tensiones y divertirse, con ello permite responder al sujeto tóxico y conseguir el beneficio de la risa. Primero hay que relajarse, respirando lentamente unos segundos y exhalando mientras se recuerdan las palabras y acciones tóxicas, como si se las expulsara del cuerpo junto con el aire. Después hay que decir algo divertido, que ponga en evidencia al agresor verbal. Esto sirve para expulsar la tensión acumulada.

También es importante dejar de pensar todo el tiempo en el problema, los cual sólo contribuye a amplificarlo, ya que la mente es cómo una lupa: aumenta aquello que enfoca. Existen momentos en que una persona tóxica parece colapsar nuestra mente, convirtiéndose en lo único en que podemos pensar, lo cual es perjudicial. Hay que gritar o decir mentalmente ¡Basta de pensar! y apoyar esta expresión con frases positivas, como ?soy importante?, ?mi vida es valiosa? o ?me siento feliz?.

La técnica del espejo

La doctora Glass también aconseja actuar como si fuéramos un espejo. Se puede obligar a las personas tóxicas a ver reflejados sus comportamientos. Si alguien no para de hablar impidiendo que los demás lo hagan, la respuesta puede ser ponerse a ladrar. Cuando el tóxico se calle y pregunte ?¿qué pasa??, se le explicará que esa es la actitud que él mantiene con los demás.

Para que los individuos tóxicos vean cuán absurdas son sus ideas, comentarios y actitudes, lo mejor es formularles con tranquilidad interrogantes sencillos que se conviertan en una progresión lógica que vaya desbaratando sus argumentos, uno tras otro.
A aquellos que odian a los negros puede preguntárseles: ¿conoce mucha gente de color?, ¿ha convivido con ella?, ¿alguien le odia por ser quien es? Sus respuestas evidenciarán lo ridículo de sus ideas. Y siempre habrá más preguntas para ponerles en evidencia.

Aunque parezca difícil, hay que intentar emplear la cordialidad. Convertir el enfado en amabilidad es una respuesta ideal frente a muchos que van de duros por la vida. Los motivos de su actuación suelen ser la inseguridad y la falta de amor propio. Al saber que esas son las causas de su toxicidad, puede controlarse el enojo y transformarse en amabilidad, con lo que se ?sosiega a la fiera?. Muchas personas que tratan con el público hacen gala de esta capacidad, que da frutos asombrosos.

Otro antídoto para la toxicidad mental, consiste en desprenderse de cualquier emoción con respecto a la persona venenosa: sacarla de nuestra vida, no preocuparse por ella, no desearle ni bien ni mal, visualizar la desconexión con ella, dejarla atrás.

Catálogo de Personas Venenosas

Según Glass, estas técnicas son efectivas para contrarrestar a los que ella denomina ?treinta tipos de terrores tóxicos?, entre los que incluye al parlanchín, el chismoso, el cortante, la víctima sombría y condenada, el apuñalador de dos caras, el bromista, el matón rencoroso y autoritario, y el mentiroso. Todas son distintas formas de personalidades que coinciden en intoxicar la vida ajena.

Otras versiones de individuos tóxicos, que podemos descubrir en nuestro entorno, son el individuo entrometido, el fanático, el presumido, el competidor, el maniático del control, el crítico acusador o el arrogante sabelotodo.

A veces, la presencia de conflictos continuos, puede indicar que el ser tóxico es uno mismo, en vez de los demás. Lo cual no cambia excesivamente las cosas, porque el resultado es similar: un continuo malestar y dificultades para relacionarnos.

En ese caso hay que reconocer el problema y dejar de amargar a los demás con nuestros celos más o menos encubiertos. La clave, como siempre, es la comunicación: con uno mismo, para descubrir la verdadera raíz de nuestro comportamiento, y con los demás, para dejar de hacerles la vida imposible.

LA SEDUCCIÓN EN NUESTRA VIDA.




.El amor empieza con la seducción, amar a alguien implica estar seducido por esa persona.
Equivocadamente es frecuente pensar que la palabra seducción se refiere a actitudes de engaño y manipulación, sin embargo el concepto real es mucho más sano y natural.
Todas las personas seducimos, deseamos gustar a los demás, ser queridos, reconocidos en los diferentes ámbitos de nuestra vida. Para ello, hacemos gestos, decimos cosas, nos comportamos de tal o cual forma – chistosos, prepotentes, sumisos habladores, callados. Actitudes que son seductoras para unas personas y no lo son para otras. No es posible seducir a todo el mundo.
El acto de la seducción es todo ese conjunto de conductas, expresiones y manifestaciones que hacemos, encaminados a atraer a la gente que nos rodea; y la manera en que lo expresamos tiene que ver con nuestra historia personal.
Es todo lo que hacemos consciente o inconscientemente como una búsqueda de valoración y reconocimiento por parte de las otras personas. Es una llamada de atención hacia los demás, y es una conducta natural que nace con nosotros, desde bebés seducimos con sonrisas, o “gracias”, y esto se mantiene toda la vida, aunque claro, sujeto a modificaciones que nuestra experiencia va determinando.
Sin embargo, es en la adolescencia la etapa en la que nuestra forma de seducir es más intensa, pues hay búsqueda de reconocimiento social y más importante aún, de identidad personal, expresado de muchas formas distintas, como la ropa, los símbolos, el lenguaje, etc.
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La seducción en la relación de pareja.
La seducción se produce tanto para quien seduce como para quien es seducido, muchas veces en forma inconsciente e involuntaria, pero también puede mostrarse como una búsqueda intencionada de atracción erótica, amorosa, amistosa. Aquí importa la pregunta ¿Para qué seduce cada quien? Y de esta pequeña reflexión puede ayudarnos a identificar en qué tipo de relaciones nos instalamos, a que podemos estar sujetando nuestra dinámica personal con los demás, desde una relación superflua hasta relaciones muy profundas como la relación de pareja.
Seducimos también no solo por el hacer, sino por nuestro estar, nuestra forma de situarnos frente al mundo, frente a las circunstancias, frente a la vida.
En la relación de pareja estamos habituados a relacionar la seducción en un sentido erótico, sin embargo ahora podemos visualizarlo más como una experiencia de todo momento, en el trato cotidiano, en lo que hacemos para agradar a nuestra pareja y lo que sabemos que ésta hace para agradarnos a nosotros.
Cuando la situación no es muy favorable en la convivencia es de gran utilidad empezar por una revisión personal de lo que sentimos, en primer lugar por nosotros mismos, y en segundo lugar lo que sentimos por nuestra pareja, pues es común haber caído en el enamoramiento de la que pensábamos nuestra pareja perfecta y al tiempo nos sentimos decepcionados por que ya no lo es.
¿Por qué pasa esto?
Muchas veces seducimos a alguien con una parte falsa de nuestro ser, no intencionalmente, sino por un estado inconsciente que responde quizá a una necesidad de sentirnos valorados por determinado tipo de personas. Aquí la seducción existe, pero se interpreta equivocadamente.
Sin embargo cuando la pareja parte de un conocimiento personal muy bueno, es más probable que construya relaciones de pareja más sanas, que si bien no están exentas de atravesar situaciones de crisis, son parejas que resuelven su situación de una manera más sana y respetuosa, tomando en cuenta incluso a aquellas que identifican la separación como una decisión adecuada.

Que se entiende por manipulación


MANIPULACIÓN


I.  Concepto formal

Se entiende por manipulación un ejercicio velado, sinuoso y abusivo del poder. Se presenta en cualquier relación social o campo de la actividad humana, donde la parte dominante se impone a otras en virtud de que éstas carecen de control, conciencia y conocimiento sobre las condiciones de la situación en que se encuentran. Aunque la imposición de cualquier curso de acción tiene siempre consecuencias reales, lo cierto es que, dentro del campo de la interacción social manipulada, no hay manera de que las partes afectadas puedan vislumbrarlas anticipadamente, tampoco analizarlas y menos impedirlas; solo les queda afrontarlas como hechos consumados.

En efecto, son comunes los casos en que, si los actores sospechan algo de lo que ocurre antes de ser influidos de hecho, es por insinuación o simulación del mismo manipulador, que intenta sojuzgarles sin que lo sepan. Pues dentro de las funciones ocultas y sutiles que éste realiza se halla el fabricar impresiones de la realidad, que escondan las tretas y montajes utilizados para engatusar a quienes, por no estar conscientes de tales simulaciones, no pueden ofrecerle resistencia. Por eso se dice que todo manipulador es también un prestidigitador. Y como es fácil suponer, la definición de la situación la producen los actores dirigidos, por lo que la imagen que se forman del cuadro futuro de la situación y sus implicaciones –la realidad “ex ante”– será producto de una invertida o falsa consciencia y no corresponderá con los resultados de las acciones –la realidad “ex post”–. Pero, en tales casos, no por ser falaz la definición de situación que hacen los sorprendidos actores, deja de ser real en sus consecuencias; solo que éstas distarán de ser las que esperaron, por lo cual viven y padecen las ilusiones que el manipulador les fabrica en la mente como realidad fatua o “virtual”.

Todo lo anteriormente señalado no sucede por casualidad, sino porque el dominador deliberadamente encubre la naturaleza de los motivos, medios y fines que esgrime en sus acciones. Su objetivo es que éstos, reducidos al papel de ingenuos, crédulos y moldeables actores, no ofrezcan resistencia ni interpongan sus auténticas necesidades y legítimos intereses en la relación. Si logra sus propósitos, el manipulador no tiene que recurrir al uso manifiesto de la fuerza, ni a la coacción física palpable u otros medios evidentes de ejercer presión. Tampoco se ve forzado a persuadirlos ni convencerlos. No tiene que sujetarse a los escrúpulos, valores éticos y procedimientos normales establecidos para regular un ejercicio legítimo y cristalino del poder, donde se guarden consideraciones y haya protecciones para los actores más débiles o simplemente confiados y desprevenidos, más expuestos a ser víctimas de las acciones sociales manipulativas.

Por comportarse incautamente, los afectados por la manipulación sufren pérdida sustancial de sus capacidades para un ejercicio cabal de la acción racional, puesto que quedan inhabilitados para deliberar, decidir o elegir el curso de acción que más les conviene. Tampoco están en condiciones de negociar, evadir, resistir o liberarse de la relación de poder.

Por ello es que el manipulador, y en general la política oculta y reservada, tiene ventajas inmediatas insuperables en comparación a otros ejercicios racionalizados del poder o la influencia; aunque sus bases son siempre precarias, pues dependen de que no se develen los hilos de que se vale el manipulador. Cuando se descubre, la manipulación pierde de inmediato su efectividad, dado que los perjudicados, por lo común, reaccionan con indignación y vehemencia al conocer la trama del poder y sus implicaciones, y tratan de revertir con prontitud los efectos de su ignorancia y alienación. Por eso la manipulación requiere que las manos invisibles del dominador se muevan subrepticiamente en las sombras, expeditamente, evitando a todo trance la transparencia y sujeción a normas de validación.

Bajo esas condiciones, tampoco cabe esperar la rendición de cuentas, por lo que el ejercicio del poder manipulativo carece de responsabilidad.

Aunque es posible una manipulación entre iguales, típicamente ésta genera o presupone una asimetría en la distribución y manejo del poder. Pero debido a que el más débil soporta una anulación total o parcial de la percepción analítica, enfrenta una desventaja adicional frente a otros tipos de poder así como para modificar su posición o escapar del campo de fuerzas que le sujetan. Tiene que hacer un esfuerzo especial para descubrir la simulación, buscar medios de denuncia o resistencia apropiados y rebelarse finalmente, a fin de enderezar los asuntos hacia su conveniencia. Es decir, debe subvertir el campo de las dependencias, buscar una relación nueva o más equilibrada entre las partes, o simplemente rehuirla en busca de recursos de poder y circunstancias más favorables para la satisfacción de sus necesidades e intereses.

II. Irracionalidad del poder manipulativo

Cuando la manipulación es exitosa, se vuelve una variante eficaz del maquiavelismo, filosofía política según la cual los fines justifican los medios, ante la imperiosa necesidad de que el príncipe mantenga su dominio sobre el súbdito, el fuerte sobre el débil, el líder sobre los seguidores.

Si para un uso racional, persuasivo y legítimo del poder –es decir, la dominación según Max Weber–, se requiere comúnmente la transparencia y una conciencia relativamente lúcida acerca de los intereses en juego, la manipulación se ubica en la esfera opuesta. Al rechazar la transparencia, la argumentación y la persuasión –procesos que en la democracia se aplican para llegar al consenso–, los manipuladores, en su maquiavelismo, apelan a las dimensiones instintivas de la mente individual y colectiva, a impulsos inconscientes, a deseos y aspiraciones insatisfechas, a dependencias emocionales y pasionales de la conducta individual o de masas. Se esmeran por provocar reacciones impremeditadas que no requieran la aquiescencia ni el raciocinio, por obviar discursos que justifiquen las pretensiones de dominio, por evitar todo recurso metódico de justificación y convencimiento.

Se violentan así los valores y normas que limitan el poder irrestricto en el campo de la dominación. Cuando rige la legitimidad, la pretensión de la jefatura o autoridad es que, a sus mandatos, sigan los esperados actos de obediencia de los subordinados; actos justificados con arreglo a las ideas, símbolos y representaciones comunes que conforman los principios de validez y estabilidad de un determinado orden social y político, o de un reconocido aparato administrativo. Aunque los intercambios entre las partes sean de hecho desiguales, en la dominación se espera que predomine la persuasión por sobre la coerción física o mental. Debido a ello es que en las sociedades más desarrolladas, donde el orden se halla institucionalizado y es regulado por órganos de la administración de justicia, se espera que las relaciones de poderse desenvuelvan dentro de límites predefinidos y que los actores se ciñan a una ética de responsabilidad, que prevenga los abusos de la coerción manipulativa.

La política influida por las corrientes filosóficas del liberalismo, opuestas a la concepción maquiavélica, presupone que las partes involucradas en las decisiones de nivel colectivo que se toman en una sociedad –es decir, las relaciones entre gobernantes y gobernados–, no están sujetas a interferencias que eliminen a tal punto la racionalidad, que los dominados no sepan lo que hacen o lo que les hacen quienes ejercen autoridad o influencia sobre ellos. Aún más, se opera bajo el supuesto de que las relaciones sociales son las variables independientes en esos intercambios y decisiones, y que las relaciones políticas controladas por el gobierno son las variables dependientes. Obviamente que, cuando predomina la manipulación en la esfera del gobierno, se invierten las variables. Desde la perspectiva del liberalismo de corte democrático, cuando eso sucede, los individuos y la sociedad pasan a una condición desventajosa y contraproducente de alienación. Esto mismo sería aplaudido desde el polo opuesto, por los seguidores de la escuela maquiavélica de la política, quienes consideran que la función de los gobernantes (incluso de los que se dicen democráticos) es dirigir y sojuzgar desde arriba a los pasivos ciudadanos transformados en una masa amorfa y dócil, en un conjunto desarticulado de “objetos del poder” fácilmente manejables, incapaces de coordinar resistencias o rebeliones, como podrían hacerlo si fueran “sujetos del poder”. En una versión extrema de esta postura, popularizada por la teoría elitista de la historia, a las masas se les llega a negar toda capacidad para gobernar o participar en la toma de decisiones, debiendo por ello ser conducidas y manipuladas por dirigentes autoritarios. Estos no deben dudar en utilizar cualquier medio que conduzca al fin deseado de mantenerlas en subordinación perpetua, aun cuando ellas mismas se imaginen lo contrario. Tal es la condición para una gobernabilidad exitosa. Si en esta maquiavélica tarea fallan la propaganda, la conspiración y la violencia mental, otros métodos más duros les seguirán, como la represión, la tortura y la violencia corporal. Esta tradición se proyecta con cierto disimulo en el desarrollo de las formas ocultas de la propaganda moderna.

III.    El sigilo y el secreto

Es interesante observar que la manipulación está presente no sólo en la influencia interpersonal o donde cualidades de un líder se proyectan sobre un grupo. También es notable su aplicación en el ámbito formal de la burocracia. Aquí, la reserva, el sigilo y el secreto son cualidades inherentes al ejercicio de la discreción en el mando y a los esfuerzos de los jefes por mantener sus puestos y perfeccionar el control sobre sus subordinados. Parte de la tarea consiste en impedir que éstos tengan toda la información y el grado de competencia que centralizan los jefes y que les permite incidir sobre las decisiones y la administración de los recursos del poder.

Asimismo, como método de dominación suave e invisible, la manipulación se alterna con el uso de otros medios duros y visibles, como la fuerza coercitiva o el factor militar, difíciles de aplicar y de justificar en culturas y sistemas políticos donde se requiere la publicidad sobre las decisiones de dominio público y su regulación por el ordenamiento jurídico. Pero aún allí, en momentos de crisis de consenso, cuando se ponen en entredicho la legalidad y legitimidad del régimen, los dirigentes terminan apostando a la manipulación para controlar las reacciones de los dominados. Surgen distintas fórmulas para encubrir decisiones de emergencia, desde los discursos efectistas hasta los despliegues de propaganda, tácticamente destinados a compensar la carencia de argumentos capaces de persuadir a las masas y mantenerlas leales al régimen. Cuanto más avance la desestabilización y se aproxime la posible subversión violenta del régimen, es mayor la frecuencia con que se aplican dosis variables de manipuleo con represión, incluyendo las llamadas “cortinas de humo”, cuyo propósito es distraer la atención de los subordinados para apartarla de los verdaderos problemas que la dirigencia no puede resolver.

IV.     La propaganda y la persuasión subliminal

La llamada psicología de las masas descubrió en este siglo las fórmulas y técnicas de la propaganda política para encarar ciertas situaciones críticas de contención o cambio político, en favor de la permanencia de los círculos gobernantes. Con las experiencias del nazi-fascismo en Europa y la demostrada utilidad de los mass media tanto allí como en Norteamérica, para efectos de impulsar la movilización de guerra y el apoyo masivo de la población, se puso en claro el enorme potencial persuasivo y manipulativo de la radio, la prensa, el cine y luego la televisión, sobre todo cuando se trataba de encubrir los verdaderos móviles de muchas de las decisiones en contra de la vida y propiedad de millones de personas y de los intereses de gran cantidad de Estados.

En efecto, la élite de poder, bien estudiada por C. W. Mills en el caso estadounidense, fue introduciendo en la política democrática y electoral, muchos de los instrumentos ensayados para la manipulación de masas en otras latitudes y para otros efectos. Se usaron no solo para combatir nuevas amenazas como el comunismo, sino para vender imágenes y fabricar candidatos a puestos de elección, quienes debían competir con otras celebridades por la atracción de las preferencias del público, emitiendo mensajes de formas y contenidos igualmente llamativos y fáciles de asimilar intuitivamente. En algunos casos, se echó mano del ocultamiento o la tergiversación de imágenes y móviles, con tal de avanzar en la promoción velada de intereses. Surgieron así los llamados por Vance Packard “hidden persuaders”, o especialistas en la publicidad subliminal, quienes apelan a la inconsciencia de los ciudadanos y a las percepciones distorsionadas por medio de estímulos muy sutiles, fabricados desde el exterior de los sentidos de los consumidores, para atraer sus votos o capacidad de compra. Se supone que los efectos subliminales atraviesan la percepción consciente o analítica para inscribirse directamente como cadenas de estímulos en el inconsciente, desde donde dominan la conducta individual o colectiva. Cuanto mejores sean las técnicas, más sutiles las impresiones y más eficaces las reacciones.

La ventaja de los comunicadores subliminales radica en que los receptores ingenuos de los mensajes no se den cuenta de cuáles son los alcances del poder planificado a que se hallan sometidos, ni se percaten del valor intrínseco de los productos que se mercadean para atraer sus opiniones y votos, puesto que solo interesan las cualidades superficiales y extrínsecas, o de imagen, de esos productos. En otras palabras, los comunicadores ocultos deben cultivar la desinformación, los datos descontextualizados y las impresiones retorcidas como bases de su gestión. Ésta debe ser definida como puramente técnica o profesional; es decir, como actividad aséptica desde el punto de vista de los contenidos reales de las comunicaciones y de las cualidades intrínsecas de los productos, así como con respecto a posibles valoraciones éticas o connotaciones políticas que requieran explicación y, sobre todo, plena y consciente justificación. El persuasor escondido no quiere, ni tiene por qué, rendir cuentas; es un sujeto política y socialmente irresponsable, lo cual debe verse con preocupación en el seno de las democracias, donde la publicidad y transparencia de los actos del poder son la base de la legitimidad y de los consensos que se logran establecer entre gobernantes y gobernados, líderes y seguidores.

V. Política de imágenes y vídeopoder (o vídeocracia)

La irrupción de la televisión en el campo de las luchas políticas y electorales, ha traído un cambio cualitativo en las relaciones de poder en las democracias. Principalmente porque ha puesto al descubierto el enorme potencial manipulador de este medio, con el cual se logra mejor que en otros el predominio de la imagen sobre el contenido de los mensajes que se lanzan al público. De allí la tentación de los comunicadores televisivos, y en particular de los propagandistas políticos, de recurrir al uso de la manipulación simbólica y subliminal en la televisión, en vez de agudizar la persuasión con base en argumentos y análisis sopesados de los hechos.

El nuevo vídeopoder lleva la manipulación a escalas masivas, haciéndola más y más sugestiva, sutil y efectiva que en el pasado, cuando la prensa y la radio dominaban el escenario. El llamado Teorema de Thomas, propuesto hace años por un prestigioso sociólogo norteamericano, se ha visto una y otra vez validado por el nuevo vídeopoder con su potente efecto sobre los procesos personales y grupales de la simbolización.

Partiendo de la definición de ese teorema –a saber, “si una masa o pluralidad de individuos define como real una situación, ésta es real en sus consecuencias”–, los nuevos magos de la publicidad y de la propaganda política pueden fácilmente llevar a las masas de pasivos receptores a inclinar su pensamiento, sus emociones y su conducta en direcciones previstas hacia situaciones provocadas artificialmente. Éstas, al ser definidas como reales o verídicas, producen los resultados calculados por las cúpulas del poder económico, político o cultural que controla los medios masivos. Entonces es cuando la realidad se confunde con la ficción, y la manipulación con la persuasión, y aunque las causas de la conducta sean cuestionables o producto de falsas alarmas, como suele suceder en muchas crisis financieras o pánicos bursátiles, no dejan de ser reales las catastróficas consecuencias.

Se ha observado que el discernimiento con respecto a los fines y medios de la acción política y la razón del voto, cede fácilmente en los procesos eleccionarios contemporáneos, frente a los designios y esfuerzos publicitarios por vender solo impresiones superficiales o “efectos especiales”. La discusión alrededor de programas y plataformas retrocede comúnmente ante la presión sugestiva plagada de imágenes intuitivas y cargadas de tonos emocionales. Los votantes son conducidos a tomar decisiones electorales tal como lo hacen cuando actúan como consumidores de bienes y servicios; es decir, guiados por los aspectos extrínsecos y no intrínsecos del valor de lo que se les ofrece.

Cuando la manipulación sugestiva se vuelve consustancial con el uso del poder en cualquier campo de la actividad humana y social, profesionalizándose al máximo de su potencial, se presta como excelente arma técnica de la conspiración. Toda conspiración es una manipulación compleja, llevada a cabo meticulosa y sistemáticamente, apoyada por hilos invisibles, trucos y trampas ocultas, acompañada por los más diversos montajes, conducente a desestabilizar a un adversario incauto, meterlo en callejones sin salida y dejarlo impotente. Una vez que éste se halla carente de suficientes medios de defensa, entonces se le aplican otras tantas y perniciosas tácticas del poder. A escoger están las presiones y amenazas directas, el chantaje y otras estratagemas poco decorosas, todas ellas encaminadas a enlodarlo, confundirlo y doblegarlo. En el fondo, la conspiración, con esa mezcla de herramientas bajas, se vuelve una arma al servicio de la política de la fuerza, solo que aplicada en el plano psicológico y social.

Debido al inmenso poder de los medios de comunicación masiva, es posible hoy día llevar muchas de las experiencias conspirativas a una dimensión global, mediante campañas vídeomediatizadas, adobadas con los más diversos montajes capaces de capturar las mentes de incautos ciudadanos y votantes. Estos procesos podrían considerarse como fraudulentos, en vista de que persiguen influenciar los resultados electorales por medios ocultos y subrepticios, sustentados en la fabricación de imágenes, semejantes a los que usa la mercadotecnia del consumo masivo. Siempre que exista una masa disponible de consumidores mediatizados, más ávidos de imágenes y estímulos fáciles que de razonamientos persuasivos, tendrán terreno fértil los profesionales de la manipulación, en asocio con los políticos de pura pose e imagen y puestos de moda por el ascenso del vídeopoder, con su enorme poder persuasivo y manipulativo.

Como se observa, la manipulación de gustos y preferencias, de actitudes y demás componentes profundos de la psique individual y colectivaya no es un instrumento deleznable solo en manos de los dirigentesde regímenes autoritarios o totalitariosSi bien es ciertofue en éstos donde los métodos de la propaganda masiva fueron perfeccionados y se emplearon con audacia sin límites durante la primera mitad delsiglo XX –en especial por el Tercer Reich–, en las democracias de masas se ha vuelto casi una norma la aplicación de esos métodos en los procesos electoralespara lo cual son incesantemente perfeccionadosen laboratorios de técnicas subliminales.

Al principio se creyó que la ciudadanía no se prestaría a un asalto a la razón de esa magnitudPero lo cierto es que, en la actualidadeste tipo de manipulación de alto vuelo ha podido superar el papeltradicional de la educación cívica, dada la fuerza que ha adquirido la industria publicitaria. A los dueños de ese lucrativo negociocapaz de crear corrientes de opinión pública y política sobre bases muysuperficiales y crudas, no les importa el descubrimiento de la verdad por los ciudadanosmediante el debate y la persuasiónsino ganar una elección o hacer calar un designio oscuro por medios sutiles queescapen al control consciente y el raciocinio de los votantes.

Las implicaciones de esta situación para el futuro de la democracia no ofrecen mucho optimismoÉsta, en su versión clásicapresuponía la hegemonía de la sociedad civil y sus ciudadanos sobre el gobierno yotros aparatos de dominación y coerción. La sociedad se consideraba libre y soberana en esa democracia. Al no estar sujeta a interferencias manipulativas y distorsionantes, era capaz de controlar su destinosobre la base de enjuiciamientos críticossobrios e independientes efectuados con relación a opciones reales. No se contaba con la fuerza que llegaría a tener la fabricación publicitaria de imágenesfantasías oensueños reforzados desde el inconsciente irracionalsobre la conducta de los dirigidos por las maquinarias del poder público y privado encubierto. El gobierno de las cosas y las personas sería ante todo unaadministración dependiente y responsable de sus accionesfrente a una sociedad independienteilustrada y alerta. En la actualidad ese gobierno es cada vez más autónomoautosuficiente y maquiavélico, y lasociedad se ha vuelto por doquier más raquítica y manipulada que nunca.

Al igual que sucedió con el famoso aprendiz de brujo, a las modernas sociedades de masas pareciera que se les ha escapado de las manos el juego massmediatizado de los megapoderesYa no se trata deenfrentar tipos de juegos de poder como los que Maquiavelo analizó y ayudó a perfeccionarEstos ocurrían entre las bambalinas de pequeños círculos cortesanos. Los juegos mediatizados en las vídeo-cracias de nuestro tiemporecorren espacios ensanchados como nunca antes, y tienen mayor potencia y alcance sobre las realidades sociales y políticas que cualquiera de los imaginados a finales de la EdadMedia. De igual manera se expanden y agravan sus posibles implicaciones éticascuando la manipulaciónmediante los hilos ocultos del podersalta ya por encima de las fronteras nacionalesuniversalizándoseen la “aldea global” que presagió Marshall McLuhan a principios de los años 60. No es que el ejercicio encubierto del poder haya desaparecido de las esferas microscópicas de la vida social, sino que se havisto relanzado en sus dimensiones macroscópicas por fuerzas tecnológicaspolíticas y militaresque operan sin regulación ni contención algunaVa quedando así en claro, en medio de eso que Alvin Toefflerllamó un “casino mundial”, que está pendiente la enorme tarea de diseñar un nuevo orden mundialpluralistaigualitario y democráticoque tutele y ponga a todas esas fuerzas bajo los escrutinios de laracionalidad y de la transparencialos dos fundamentos de una nueva moral cívica y universal que prevenga y contrarreste los dañinos efectos del poder manipulativo a escala planetaria.


Aprovecha lo que tienes

Cuánto tienes a tu alcance para hacer algo no es ni por asomo tan importante como lo que decidas hacer con ello. Muchísima gente que se volv...